lunes, 1 de diciembre de 2025

Estudio de campo

Un estudio de campo.
Un óvalo.
Un campo de fútbol.
Un estadio.
Una autopista a la altura de la platea alta.
Un drone que transmite en vivo lo que ve.
Las bengalas, el contorno del estadio.
Un cántico derramado en las bandejas.
Una mano atorada en el alambrado.
Una cancha con una pelota inflada que rueda.
Un cántico detrás del alambrado agujereado.
Una cancha sin pelota.
Una pelota que se va por la rotura del alambrado.
Una avenida del otro lado del arco.
La red sintética sobre el césped recién cortado, natural.
El cartón de lo que fue una bengala en el cordón cuneta.
La pelota pica en el botín del arquero.
Cuando reconoce lejos el balón, el arquero se agacha y se ata los cordones.
Se despluman los gajos en la cancha sin plateas, sin bandejas.
El hexágono de un gajo sobrevuela el césped sintético.
Unas topper patean de puntín y la bola, embocan.
El cántico imaginario de la bandeja imaginaria en la cabeza del nueve fofo.
La rapada tibetana del nueve que pifia el cabezazo.
La cancha embarrada por la lluvia del fin de semana.
El barro trizado en los guantes del arquero molesto.
El guante en las manos del que era nueve y ahora le toca ir al arco.
Las mochilas al costado de la cancha.
Un encendedor tirado detrás de la línea ofensiva.
El atado guardado en el bolsillo más a mano.
El pucho combustionado en el pecho del arquero.
La pelota por el agujero cruza la avenida.
La cámara oculta en la pelota recubierta de tela.
Otro gajo perdido, en la avenida flota y se va.
El resultado en la cabeza del arquero no es el mismo que el del equipo contrario.
El agujero en la pechera atora el dedo del nuevo nueve pelón.
El partido termina bajo las leyes del gol gana.
El gol que un equipo mete es rechazado por el equipo contrincante.
Discuten, el balón es pateado con bronca de puntín y vuela.
El alambrado no atora el balón que pasa de largo y cae en la avenida.
La rueda delantera pellizca un gajo y ovala la redonda.
La rueda trasera neumático la pisa, la aplana y la explota.
El sonido del fin de la pelota es el punto final del partido.











jueves, 27 de noviembre de 2025

El beso

Ella besa porque le gusta que la besen.
Pero, ¿le gusta cómo él besa?
¿O le gusta besar? ¿Y besarlo?
¿Qué le gusta del beso que recibe?
Para recibirlo debe aceptarlo y al aceptarlo,
¿No lo termina ella completando?
¿Le gusta el beso en sí o recordar
mañana que se besaron?
¿Le gusta el durante o todo
lo que vaporiza el beso?
Sino piensa en el beso mientras lo da,
¿El beso pierde su valor?
¿Un beso ideal durante un beso mediocre
permite que el beso discurra hacia esa utopía?
¿Y cuando el beso se estanca, qué sigue?
¿Besa porque le gusta o porque hay que besar?
No responde a sus preguntas,
no porque no sepa,
sino porque está besando.
No le responde sus mensajes,
no porque no quiera,
sino porque la están besando.







Cumpleaños

Cerrar los ojos como un abrazo.
A veinte centímetros, la torta multicolor.
Pensar tres deseos.
Darse cuenta que no tiene ni siquiera uno.
No se le ocurre ninguno con la densidad simbólica
que le exige la situación.
Asoma uno pero resulta material y biológicamente
imposible de concretar.
Reafirma su tesis primera:
no tiene deseos, o si tiene,
no dependen de sus acciones.
Para que la cosa fluya, desea entonces
controlar a la gente.
Para eso, requiere conocer qué acciones
a controlar hará que avance hacia sus deseos.
Si logra que X haga X cosa,
quizás la niebla se despeja.
Si X reacciona de forma X,
podrá avanzar panchín
hacia donde desea. ¿Pero qué desea?
Su deseo es ahora saber quién será
quien lo lleve a descubrirlo, quién de todos los presentes
lo conducirá a su terruño de arcoiris y paz
del que no tiene idea su ubicación 
ni porqué un soplido afónico
a cada vela logrará tal cometido.







martes, 25 de noviembre de 2025

Hoja indomable

Anda como loca, descontrolada 
viene bajando la risa de una hoja.
Irreverencia, capricho, hoja indomable.
Chincheta que osa clavarse
en mi corcho visual.

Quiere que la vean, me mira mirarla
y la veo, la señalo y al señalarla
quiebro la conversación
de la que no participo: vean la hoja,
cómo baila sola en su histórica rama,
en el único país que conoce,
en la acacia bolita de mitad de cuadra.

Es un delirio, a todo ritmo, no hay otra
como ella que amenace con desprenderse
de su genealogía. El viento estúpido 
demasiado nulo, insuficiente para moverla así.
No corresponde la vibración de la hoja
con la quietud de mi flequillo, 
con la pereza de la bolsa en el canasto,
con el reposo de esta noche corriente.

Lleva el cavado exacto que las que la siguen,
que las que asoman en la punta,
que las que pronto se expandirán
como un calamar verde y clorofílico.
Nerviótica la trama impresa por el tiempo,
una vía que despega de sí 
varias costillas a sus costados.
Hoja que es la globalidad de otras 
que traerán en sus genes 
nuevos folíolos para que recomience la rueda.

Pero la que veo moverse es una, que se calma
para retomar con más fuerza el empuje enfermo.
La señalo y ustedes no la ven,
no la encuentran, dicen que estoy loco.











martes, 28 de octubre de 2025

Yo arranco

No es que me sienta defraudado. No es que tu voz se encasca en agudos que salpican chispas corrosivas que ni escucharlas me atrae. No es que tus intervenciones no logren romper el anillo que te rodea. No es que evites preguntarme más allá de estos tan acá. No es que no me interese tu punto de vista. No es que tu discurso sea un guion largo e interminable que recorre tu contorno como un imán en cinta pegado a tu lengua. No es tu seguridad sobre lo que te gusta y lo que no, lo que sos y lo que jamás. No es que usés miradas prototípicas anexadas a cada emoción calculada. No es tu carencia en las variaciones temáticas ni tu avistamiento de drone sobre el Google Maps. No son tus viajes sin sustento a bordo de aerolíneas internacionales. No es tu carry on ni tu carrot cake lo que aplaca mis intentos de plegar el coqueteo. No es tu poca acrobacia verbal para expresar en qué materia acuática te hundís noche a noche sin tu clona. No tiene que ver con el arrebato al que sometés mi espontaneidad. No es el escudo de lata importada con el que protegés tu autoestima. No es que no entiendas los multisentidos que propongo. No son mis visiones graves de tus hechos banales. No es que mi humor esté contracturado, es que no le haces lugar, no te importa, me aburro asique creo que arranco.







martes, 14 de octubre de 2025

Paquera

qué tanto, entro, toco el timbre,
saludo con el puño al mozo de turno
que ya me conoce. pido algo caliente
y me lo dan, pido azúcar
para que la glucosa absorba
las flotaciones de sustancia y le mando
tres cucharones, que se borre bien
la transparencia ocre del té,
pido ir al baño y me limpió el top,
me lavo el pelo, papel higiénico
con lo que lo seco.
examino mi incipiente alopecia.
tengo miedo por un segundo
de que se trabe la vena trasera,
de que se derrame
un lazo de seso por un oído,
ojala que se escape la virulana
que cargo por cerebro
y ya que estamos,
que se vaya también la cara
de caballo lamentable de Javi
y la baranda a plástico quemado
que me deja en cada beso.










martes, 30 de septiembre de 2025

Panamericana

Risas y ecos contra los vidrios
de la planta industrial
que por un tejemaneje se secó.
La Panamericana brilla como un tramontina
en las afueras de la capital.
Canchas de fútbol donde el césped amarillo
tímido ya no hace sonido al crecer.
Concesionaria de maquinaria agrícola;
fundidas, claro está.
Babilonia, Honolulu, Discreto. Eros. El Dorado.
Los nombres de ensueño de los telos
pasan como un paño sobre las gafas
de un camionero acelerado: la YPF, la banquina
o mear en la botella
y acabar, por fin, con este martirio.






Noche hecha concha

La cantidad de energía puesta
en la tristeza abstracta de los grandes escribas.
Las canciones de la temporada
sonando a jeringazos en los auriculares.
Nada tienen que ver
con esta noche hecha concha.




viernes, 26 de septiembre de 2025

Sobre la esperanza

queriendo pegarle la suela
a su zapatilla favorita, comprando
pegamento para no pagarle al zapatero, apretando
con dulzura el pomo para que salga su contenido, untando
con un cuchillo de manteca la sustancia
para que se impregne al calzado, esparciendo
sobrantes de adhesivo antes de que se seque, presionando
la punta contra la pared, empujando
con fuerza el talón contra la mesa, rogando
que le salga una entrevista esta semana.






martes, 23 de septiembre de 2025

Algo pero no se qué

Ponele que tardamos tres horas.
Ventisca, atención a las pisadas,
el aire entrando en comba por la nariz.
Alrededor de una antena,
unas vacas descansaban
con el monte sosteniéndoles el mentón.
El viento tubular me lustra
los oídos con su hisopo invisible.
Algo de arena se desprende
y entra a mis párpados.
Calma de pronto que al final no dura un pedo.

Por el cono de un megáfono 
la voz de la feria municipal 
trepa re gede, encara, sube,
amaga, sigue, ta ta, taaaaa...
se sienta al lado mío y me distrae
de lo que estando acá en la cima debería sentir.
















El niño bobo

El niño bobo no sabe afeitarse,
gusta de acariciar su vello facial
como a cualquier animal
que le pase cerca.
Hermosa es la música
que hace sonar
cuando pasa deslizando
su palo por las rejas de las casas
porque para él todo es hermoso.
Sin eco. Una vida en grado cero
carente de contrastes.
Un hotel abandonado
alumbra su imaginación.
En el piso más alto, un candelabro
de tanto en tanto titila.
Le debe haber quedado electricidad
en el cableado.
Al niño bobo le quedó un shot
de arroyo adentro
y escucha todo como atrapado
en una cabina de plexiglás.
Si llegás tarde y subís
por la calle céntrica,
seguro te saluda.
Algunos le contestan,
otros lo ignoran,
todos lo recuerdan.
El niño bobo amansa
los perros sin correa con la mirada
y para no perder la racha de felicidad
revienta un sapo de un ojotazo
y se parte de risa.








Uno de los ojos de el Manu se arruga y late irregular

Uno de los ojos de el Manu se arruga
y late irregular al enfocar el carozo vítreo
de un mineral. Despedaza en comentarios
el porqué de algunos atributos
y no me queda otra que aprender.
Yo de piedras conozco lo que veo,
lo que sus cualidades particulares
me permiten poetizar.
En el bolsillo de la mochila
encontré tres que levanté al bajar
del monte y dos más en el lavarropas
después de que desarmé el bolso.
Ninguna es mi preferida pero es
lo que en ese instante destacaba
por sobre lo había. Algunas son más blancas, otras
marmoladas, algunas dan la ilusión
de cubrirse con una capa de spray si son expuestas
al sol. Casi todas, del tamaño de un quinoto,
cosa de transportarlas con facilidad.
A mi me fascina una que nunca vi.
La imagino dura, casi opaca, un relieve acneico
de negra densidad volcánica.
El peso del plomo. La gasa negra y blureada
de lo que para mí es el hierro. Y la fácil
extracción del carbón. Algo concreto y ordinario.
Elemental sin la despersonalización
de lo banal. Más redondeada que un ladrillo.
Menos cuadrada que un canto rodado.
Una yema ensayando su vals
bamboleante dentro de un huevo.
La piedra que más me conmueve
es la que encaja mágica en mi cabeza
en esta tranca vacación cordobesa.







Sticker

Rodillas en pliegue todo el trayecto.
El tábano que se abría a nueva mañana
le agarró un golpe de calor.
Pisoteado, amalgamado, hecho percha,
desde la ventana del colectivo estacionado
lo veo descomponerse con fiaca
sobre el asfalto. Donde tumbó, quedó.
A otros insectos les tocará estrolarse
contra las lunetas
y con un trapo de rejilla húmedo
serán removidas, perderán su forma
y desaparecerán en los sistemas
de ventilación de los autos.

Los animales atropellados tienen dos destinos,
todo depende del tamaño y del grosor
de los huesos. O mueren. O agonizan
y mueren. O se escapan, agonizan y mueren.
O se escapan con su politraumatismo
detrás de los matorrales
y mueren a los días chocados
por un nuevo conductor.
Familias que viajan en camionetas
con los pelos al viento, el vidrio bajo,
reciben el vaho que animales muertos
a la vera expulsan.

A veces una cuadrícula de trabajadores
comunales caen equipado con balizas y carteles,
vestidos de flúor y bajo las estrellas
retiran con espátulas y herramientas
los cadáveres. A veces queda algo
de cuero pegado, plumas, sangre,
una lengua suelta sola disecada
sobre rutas argentinas.









lunes, 8 de septiembre de 2025

Una cuestión enzimática

pidió permiso, empujó, rajó, salió por la puerta,
esquivó uno, dos, tres personas, se estancó,
dos filas atornilladas al engranaje elevador,
contempló los murales celestinos cascarados
en el túnel del subte: escamas que homologan
el cielo que decora la superficie, desesperó,
por un segundo, decidió, incrustó sus manos
entre los cuerpos paralelos de una pareja
sin tema de conversación y los despegó
para adelantarlos ¡cómo nubes! más fácil
de lo que pensaba, subió, escalón uno, escalón dos, 
de un caderazo al molinete salió
 por la salida 4,
la que termina en una feria minimal
de cuatro puestos de manteras sobre calle Lavalle.
el eco del pasamanos financiero dicho alto
y bajito a la vez, en dos tonos, biselado
como un lápiz con la punta rota.
esquivó a los alumnos de un renombrado colegio
y de lo apurado que estaba, no los odió,
no pensó que bajo esas chombas quedarían a cargo
los hilos flacos de la economía del futuro,
esquivó autos y motos mal estacionadas
de repartidores, oficinistas y secretarias que marcan
como una firma el labial en vasos de telgopor,
no supo donde se aireaba de gente la vereda,
no llegó a meterse a un café o no se animó,
no aguantó y entre una Iveco y un conteiner,
estacionado frente a un local donde se modulan
los valores que sostiene el armatoste, vomitó
ese pancho tan rico y en salsas colorido
que un puestero una hora atrás le vendió; calentito, 
la trama romboidal de la servilleta, tres mordiscos.












martes, 2 de septiembre de 2025

Especulación

O la velocidad que te hace hablar de más.
O el dorso denso que protege una emoción.
O la pierna que a un perro un auto le arrancó.
O el animo inestable, las tragedias, los demás.
O es otra rotación o algo del más allá.
O la degradación al tomar poco sol, dormir peor.
O el gas entre palabras, acrobacias, bla bla bla.
O el amor que sube, reluce su aleta plateada
y se entierra de nuevo en las profundidades inaccesibles.







lunes, 1 de septiembre de 2025

Situación

Todos cargando una piedra
de baja combustión.

Este presente es nuestro
acá nada nos pertenece.

Todos hablando a los gritos
en sus cabezas.

Este silencio es tuyo,
no lo malgastes.








martes, 12 de agosto de 2025

ASMR

La dopamina al ver la bola dura
saltimbanqueando la ruleta digital.
Crocancia el de los huesos enemigos en el horno
y el jadeo fatal de la paloma que por pasar
cerca se fumó la cremación. 
Corpóreo y táctil, a los oídos grácil, 
el bife marinándose en su propia grasa. 
Temporada de tos rasante y quraplus 
y de hojas de otoño pisadas
a plena pata un día de franco. 
A la noche, qué mejor que el agua negra 
con sus burbujas y vertirlo lento en un fernet.
A la tarde, se la pasan crujiendo las cañerías 
para 
soltar una gorda gota sola 
con la que lavo este tenedor.
Mientras el gas, incoloro, inoloro, insonoro; 
la electricidad cada vez más inestable, 
este mes más cara. Toma cuerpo y chispea
si no le seco bien el cable a la afeitadora.
Y de la mandíbula que taladra el amanecer
de los ravers, el sonido es el mismo.
Crispación, consonantes, snacks 
para callar esta panza que no para de roncar. 
Crack, el tabique del boxeador amateur. 
Cruel, el infante que quiebra 
la quitina opaca del bicho bolita. 
Creer que frente al crepitar de una fogata,
la cruz en tu pecho pierde sus extremidades,
que al fin se desvanece, su peso cesa,
que en su lugar: el alma 
crece nueva, 
libre, ácrata, pura, tuya, cri, cri, cri...












lunes, 28 de julio de 2025

Canto endemoniado

el sueño está agujereado
como una máquina
que no se puede rearmar.
el cuerpo insomne gira
como una pastilla de mentol
en el paladar áspero de la cama
ansioso por disolverse.
arranca el canto endemoniado
que el alumbrado público estimula.
se despuntan dos o tres ribetes agudos
que virán hacia un ritmo
irregular pero constante.
una ambulancia pasa a los chapazos
en un corte total de la noche:
envión que estimula el aire
aire que sube 
y sacude el tendal eléctrico, 
tendal que espanta las patas de las aves
que se mandan a volar
a un barrio vecino donde recibir
en paz el amanecer.










 

El dream

Si tuviera un millón de dólares

lo primero que haría sería salir de aquí

y mudarme a un lugar agradable.

Tendría sirvientes. Invitaría todos los cigarrillos.

Probaría las mejores drogas inéditas del mercado.

Tendría dinero, mucho dinero,

para invertir y recaudar más dinero

y entonces tendría dinero infinito.

También me compraría un buen coche,

todo equipado, las mejores ruedas.

Mandaría a poner peces

como calcomanías vivientes en el capot

y hermosos alerones con los que aletear 

el océano nocturno de la metrópolis del momento.

Me compraría mi propia casa.

Una mansión enorme, con piscina

y un interior recaro. Tendría

las habitaciones más amplias y bonitas.

Una habitación sería dorada pura y brillante.

Me relajaría de problemas contables

en un sofá de cuero dorado puro y brillante

vestido apenas con un slip de terciopelo

dorado puro y brillante.

Tendría una cadena enorme sobre mi pecho

y una pantera negra durmiendo a mis pies

con un collar de púas alrededor de su cogote.

Empezaría por mis paletas, seguiría

por los colmillos, las muelas, hasta reemplazar

cada uno de mis huesos por un material 

más dorado, más puro y más brillante.

Eso sería impagable. Un esqueleto de oro. 

Eso probaría que efectivamente soy millonario.
























Cautivo

Para ser el rey del escape,
primero hay que ser el rey del encierro.

Para ser el rey del escape
no basta con escapar solo una vez.

Para escapar más de una vez
hay que ser encerrado dos veces.

Para estar encerrado dos veces
hay que escapar y volver a ser capturado.

Escapar y volver a ser capturado
es un escape incompleto.

Para ser el rey del escape
no habría que ser encerrado nunca.

Ser el rey del encierro
sería vivir constantemente escapando
lo que sería ser el rey del escape.

















Una conducta adictiva para un problema estructural

Una conducta adictiva para un problema estructural.
Destacar en tierra baldía, lucirse
ante lo mínimo. Ni dudas cabe que con trabajo,
los deseos no aparecerán. Lo sensato
sería cambiar los deseos. Lo inmediato
es conectarse al palo con su instinto animal
y olvidarse de ellos. De todos los cubiertos en la mesa,
vino a agarrar el cuchillo. De todas sus travesuras,
volvió con un ramo de rosas derretido
en sus antebrazos.
Un mal lo aqueja pero de eso se dan cuenta los otros.
No conoce más que el tubular punto de vista
de sus ojos grises.
Teñido por la tragedia contemporánea,
ríe y asalta, va por lo que falta
en su ideario material.
Gatilla y las puertas de su barrio tiemblan. Luego
repite procedimientos en zonas circundantes
y con los bolsillos hinchados
de agua monetaria, suelta la manguera
con la que empapa de amnesia 
las 72hs que dura su fin de semana.
















lunes, 7 de julio de 2025

Impasse

se suponía que todo venía bien,
ahora confirman que
te vieron sentado en una piedra
que solo piensa
en su gris.
 la obsesión de estar vivo
y no saber para qué 
recubre como un domo
las áreas vertebrales de potenciales impactos.
pura bruma en una localidad abandonada
que solo piensa
en su calle principal de la que va
y viene con las manos en su tapado.

te hemos visto ir hacia los efectos del olvido
por el atajo del alcohol.
trepás de negro a terrazas en las noches
esperando
que un láser verde, recto y fosforescente 
venga y te succione.
hoy dormís insoportable al lado mío y roncás,
envuelto en una pesadilla que mañana
no sabrás cómo relatarme.
pero no nos apuremos todavía,
ya habrá tiempo para fintear 
la mala, atravesar la quema 
del paisaje destruido,  de trompa 
hacia la próxima pendiente empuñarás
con fuerza los cuernos de tu bicicleta.






jueves, 3 de julio de 2025

Cicatriz

Seca y tersa a los costados.
Más suave en su cresta.
¿Una solución? ¿Un portal
al que acceder con una tarjeta platino?
¿Un accidente doméstico? ¿Una idea
de esas que una vez hecha
ya es tarde y no se entienden y te definen
para siempre?









martes, 24 de junio de 2025

Solsticio en coníferas silvestres

Cuando la avenida
apenas se dobla y ensancha lo justo
como un sable corbo en la funda necrótica
de esta capital del cono sur,
el viento entra laminado al colectivo
y expone la fisura
de la ventana entreabierta.

El rodete antes firme. Mi cabello,
húmedo aún se desata
por acción del aire de junio,
y la fragancia del shampoo
durante el día atrapada,
comienza a saltar
a chispazos
y con ella, la bucólica promesa ilustrada
en el envase de plástico
se cumple. Del afombrado de goma
donde suelas plasmaron sobre
chicles y goterones de gaseosa
un tipo de arqueología urbana,
encumbra violento el tronco
de un pino.

Fiummmm coníferas nacen
y en la misma trayectoria vertical
rompen el techo
de lata. Hacen florecer
penachos de aluminio.
A ramalazos vuelan hojas, cae
lluvia, correntadas en rotor,
enredaderas amordazando los asientos.

Fiummmm hace la avanzada de ramas
al rodear el chasis, la carrocería
cubierta de musgo, de barro, el tracto
obturado, vidrios que estallan solos
sobre las cabezas pasajeras.
Brotes y brotes y otro brote más que
aturdirá al crecer. Aullidos
darán a luz
a nuevas especies. A tempo,
vibrarán los tábanos
en su ceguera verde. Continua
correrá el agua, lejos
muy lejos. Todos los dedos 
de la naturaleza hundidos ahora 
en todos los oídos.











martes, 17 de junio de 2025

A la intemperie [2]

Mi sueño está agujereado
como una máquina
que no puedo rearmar.
Floreada, la sábana que me pusieron de alero
se descolgó de la rama, 
se fue nomás la loca a flotar 
por los lotes sin escritura.
Desde la autopista, se la ve flameando
en la reja que separa
la quietud de estos ranchos
de los carburos rapaces de la civilización.
Colectivos, cuatro por cuatros, autos bajos,
de alta gama y hechos mierda.
El peaje, ambulancias.
Piense en grande, anuncie aquí.

No sé qué soy, 
no sé mi edad.
La luz azulgrana que por las noches
despacio pasa es nuestra luz mala.
No sé muy bien, 
qué hago acá.
La leche que a la mañana sorbo es
la que más se empasta en mi paladar.
No sé muy bien 
quién cuida de mí,
ni qué late 
más allá de esta cuna improvisada
sobre la que nuevamente me han dejado.

Es fino el hilo de alambre que de lejos
comienza a tejer un moscardón.
Se despunta un rulo, brotan dos.
Vibración bicéfala insectil.
Al final, son tres mosquitos
que acaban de aterrizar
para contarme todos sus secretos.
Los escucho a rafagazos 
y sacudo en espasmos 
mi nuevísima cabeza semi calva
antes de empezar severo con mi llanto.











sábado, 14 de junio de 2025

Virulana

hasta que un día lo profundo
deja de ser profundo
y lo divertido deja de divertir.
el mundo de tan cerca
que lo tenés se te pega en el rostro
como una tarántula anestesiada.
titila tonta la luz minera
que ayer prometía certezas.
dabas por sentado que un balsero palearía
su muleta de huesos
acercándote a donde esperabas llegar.

ahora, que cada vez tenemos más pasado,
buscás respuestas en donde sea
y lo único que encontrás son las muecas
extrañas que estrenan tus amigos
en dominó: una diadema
de virulana con palabras
que te cuesta desenredar.














miércoles, 21 de mayo de 2025

Post

de reversa el rodillo del lunes
oficia de repositor, acomoda
la comba, cada cosa en su lugar.
los vendedores en zig zag 
encaran, entrecortan la turba
eyectada de la estación.
de fondo, un cántico de primera mañana
de quien insiste
en dorar ebrio el inverno en su pecho.

toda la moneda que falta
paladeando el pensamiento.

todos hablando al mismo tiempo
en sus cabezas.

todas las abejas del parque
rodeando el carro encadenado
del pochoclero que no llega
ni llegará
se quedó festejando la estrella nueva
brillando suelta
sobre el escudo de su equipo campeón.







lunes, 12 de mayo de 2025

Pogo

salto en el lugar y contra el resto.
todo lo que soy, suena.
suena la mochila, suena el cinturón,
suenan los reflectores, el humo
es polvo vago sonando en el ambiente.
la luz del escenario
cae como un láser
borrando el rostro
del cantante que también, suena.

de la guitarra crecen líneas invisibles
que entraman una teleraña en los oídos
de los presentes.
en dinámicas así uno se siente
parte de algo mayor, una materia uniforme
que además se forma sola.
una gelatina de remeras negras
contenida en las paredes de hormigón
de un local nocturno del Abasto.

perfecto ejemplo de un equilibrio
que aparece y no es buscado,
así como el que se tropieza lo levantan,
el que lo prende, si le pinta, ofrece,
el que no tiene, si quiere, pregunta,
el que la queda, se lo jala
de las cuatro extremidades
como una mesa invertida
¿qué hacen? ¿a dónde me llevan, si estoy bien.
¿y si no quiero? ¿y si me quedo?
el que bardea, cortísima, afuera








miércoles, 23 de abril de 2025

Ando por mi casa desnudo

ando por mi casa desnudo en pleno otoño.
el caloventor al taco seca a su tiempo
mi cuerpo bañado.
desde acá escucho a los cajeros
del supermercado
que salen a fumar a la terraza
frente a mi ventana.
estando así sin ropa
sus voces suenan distinto,
rugosas raspan mi piel sin vestir
y antes de que tiren sus colillas
por el hueco de un tubo blanco pvc;
uno tose tan fuerte
que siento que me salpica,
que traspasa el ruido del extractor,
el aire estacionado del pulmón,
el mosquitero, el vidrio,
la cortina plateada y me toca.











martes, 25 de marzo de 2025

Compresión

todo está comprimido
y por desplegarse,
en el anhelo del niño que sopla
la arandela de alambre
después de hundirla en el detergente
o en la vacilación nocturna
en el único país que conozco: mi mente.
la lista crece en paralela
a la cronología: cambiar de bar,
cambiar de amigos,
cambiar el color de la lapicera
con la que escribe esto;
es la lluvia dándole matraca
al techo de polietileno
lo que lo acuna
cuando llora a su manera
y reconoce sus alas mojadas.
de tan pesadas no levantan vuelo.







Pelotero

la pelota que patean
debe entrar al arco,
los sentimientos quedan
estacionados fuera de la cancha.
me caí más veces de lo que
me levanté, menos mal
que es el último turno
de alquiler y no hay público,
nadie que vea mis pifies: los tapones
del botín prestado me hicieron
tambalear, ahí está mi defensa
a mi mala definición.
cuando quise al ángulo, fue al centro,
cuando pateé abajo acariciando
el palo, la eché a rodar
por el hueco del alambrado.

bajá, subí, pasá, volvé, abrí, cerráte,
gritaba todo colorado el zaguero
de mi equipo y yo, me lo tomé personal.












miércoles, 12 de marzo de 2025

Baldío

todavía mantiene su forma inalterable,
el grado cero del urbanismo,
una manzana criogenizada
sobra la que se charla en lancha
en un lago en la cordillera.
uno frente al otro,
después vendrán más, sacan cuentas,
celulares, gestionan, multiplican
el valor por metro cuadrado,
habitacional o comercial,
cuánto se gana, cuánto se pierde,
qué me das, qué te doy,
con qué entongue contamos
para evitar algún impuesto.

un portal de posibilidades sobre la chapa
brillante del cartel que clavaron enfrente
se abrió.

a la semana, hombres grises con retroescavadoras,
al mes, por fin, la imagen diurna en 3D
devela lo imaginable.
un futuro de vegetación controlada
y paneles solares, vidrio y satín salpicado
con sonrisas de pixeles blancos
entran y salen del nuevo complejo de monoambiente













miércoles, 19 de febrero de 2025

De pasada

demasiado extenso el paisaje
para tan corta existencia.
árboles altísimos de frutos
repetidos no comestibles, 
viento cambiante, oleadas
de aromas frescos bajan de la loma
donde alguna vez soñamos
con rebanarle al cielo una estrella.

¿y ahora? ¿qué hace con eso?
lo vi de pasada, soñé con él, ¿te conté?
durante diez años despertaba 
y decía "debería ir a verlo";
y el coraje no venía, hasta hoy.

lo vi de pasada, volví, frené y ahí andaba.
"me agarraste cirujeando" y su ojo
que esquivaba los míos rastreaba
como un microscopio
las variaciones en el baldío: una tapa
plástica de pintura, un maple de cartón,
cintas, correas, caucho, sus rodillas
blancas de polvo, flacas de onda,
solo de sol podría vivir, con eso re tira.

¿te acordás que lo agarraron desnudo
entre las hamacas de la plaza?
un punto neurálgico que cambiaría su vida.
Guardia Civil lo levantó y devolvió
como una encomienda a la dirección de su DNI. 

transparente, oculto en su molusco,
quedan las memorias del resto. 
sin pareja, sin hijos, sin trabajo fijo, 
nada los días detrás de una barba
que lava con agua de lluvia.
cartón, madera, botellas donde regar
remolachas que en breve piensa sembrar.
espacio, ocio, silencio que un pájaro herido 
en su jardín interrumpe y por ley natural, 
lo deja palmar, lo deja morir.














martes, 4 de febrero de 2025

Cumbia dragonera

Tiembla el predio municipal
cuando suena el timbal primero.
Sudan óxido los tornillos
que veinte flacos ajustaron.
Las vallas al pie del escenario
hacen tapón al embudo
en el que se convirtió el balneario.

Van llegando del Pujol y del barrio Sur,
del Don Bosco y el barrio Comercio,
que levanten las manos la banda de El Porvenir
los del 352 Viviendas y los del Progreso,
los que lloran a esa chica que no va a volver,
las que piensan que los hombres son todos iguales
están equivocadas: te juro que hay peores.

Dos filas, cordón policial, abierta la mochila,
brazos extendidos, los músicos, dirigentes,
un concejal, el intendente y al costado
de las pantallas led, la locutora, arenga.

Se va copando, se va sintiendo
lo que todos vinieron a sentir.
Que es verano y que el ocio bracea
con soltura y legitimidad.
Que todavía los calores que sofocaron
al día, resisten, medio dispersos,
medio esquivos, frente a la brisa
que de tanto en tanto el mar se trae.

Hay que tomarlo todo.
Haz de tomar más rápido 
porque el tic-tac de los hielos
suena cada vez menos.
Se funden con el vino y la soda
y por el esófago, la bebida, viaja.

Este es el silencio que indica
que la banda está por salir.

Ese es tu celular y lo sacás
del bolsillo para guardar el momento.

¿Y este? ¿Qué mira? Es una liebre
cruzando el sendero de tu visión.
Vos volvés a la cueva de tu gorra.
Le pedís fuego para prenderlo
y no te escucha.
Meditás tu próximo movimiento
y te tomás un trago.

Los baffles vibran. 
Las ballena no duermen.
El humo es del color de la arena 
y en el centro del playón, 
nace un círculo donde un drone 
aterriza entre dos que la boquean 
y se quedan en el molde