martes, 25 de noviembre de 2025

Hoja indomable

Anda como loca, descontrolada 
viene bajando la risa de una hoja.
Irreverencia, capricho, hoja indomable.
Chincheta que osa clavarse
en mi corcho visual.

Quiere que la vean, me mira mirarla
y la veo, la señalo y al señalarla
quiebro la conversación
de la que no participo: vean la hoja,
cómo baila sola en su histórica rama,
en el único país que conoce,
en la acacia bolita de mitad de cuadra.

Es un delirio, a todo ritmo, no hay otra
como ella que amenace con desprenderse
de su genealogía. El viento estúpido 
demasiado nulo, insuficiente para moverla así.
No corresponde la vibración de la hoja
con la quietud de mi flequillo, 
con la pereza de la bolsa en el canasto,
con el reposo de esta noche corriente.

Lleva el cavado exacto que las que la siguen,
que las que asoman en la punta,
que las que pronto se expandirán
como un calamar verde y clorofílico.
Nerviótica la trama impresa por el tiempo,
una vía que despega de sí 
varias costillas a sus costados.
Hoja que es la globalidad de otras 
que traerán en sus genes 
nuevos folíolos para que recomience la rueda.

Pero la que veo moverse es una, que se calma
para retomar con más fuerza el empuje enfermo.
La señalo y ustedes no la ven,
no la encuentran, dicen que estoy loco.











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