a su zapatilla favorita, comprando
pegamento para no pagarle al zapatero, apretando
con dulzura el pomo para que salga su contenido, untando
con un cuchillo de manteca la sustancia
para que se impregne al calzado, esparciendo
sobrantes de adhesivo antes de que se seque, presionando
la punta contra la pared, empujando
con fuerza el talón contra la mesa, rogando
que le salga una entrevista esta semana.
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