domingo, 29 de diciembre de 2019

Esquimal

después de recorrer por varios días 
ese paisaje que dios olvidó bajar 
a la heladera, será tanta la sed 
que caerá desplomado en su lugar.
murmurará una oración,
pensará en su familia,
retendrá los rostros 
de sus hijos 
hasta que se le derritan por los ojos. 

lo fisiológico vence toda épica
y el esquimal, rendido, se arrodilla
para succionar el hielo duro
hasta dejarlo transparente
o hasta que alguien,
milenios más tarde, lo encuentre
firme y seco, sus labios pegados,
no mucho más.











martes, 24 de diciembre de 2019

Hueco por místico

yo que también he viajado 
agazapado en el baúl de mi cabeza
conozco el peso del universo
cuando ingresa por los ojos
y conozco la actividad apocalíptica
de los ojos de pulverizarlo 

todo lo que pudo ser mío 
pero no y así con todo 
lo que pudo ser mío pero no 
y así. mucho tiempo creyendo
en la presencia de plata y oro, 
un material en bruto que debe ser
dinamitado por un objetivo al que,
todavía difuso, buscás adjudicarle

una forma lógica para justificarte
a vos en cuatro patas, tus manos
rascando tierra húmeda, 
el pozo 
que te aloja  hacia arriba crece 
y te aleja más del cielo.







domingo, 22 de diciembre de 2019

Paradoja perversa

los que buscan
inútilmente
tenerlo todo
dirán de los que
nada tienen
que no se puede
no tener nada
porque aunque
nada quede
todavía se tiene
hambre y hasta
al hambre mismo
le sobra una letra
en la boca llena.













lunes, 16 de diciembre de 2019

Fin de fiesta

el silencio debería ser la música divina
que amortigüe este final
y no esta molestia,
este relieve transparente.
se fueron todos y me dejaron acá,
solo, mirando el interior de mi casa,
las paredes siguen en su lugar,
mis piernas siguen en su lugar,
mis brazos siguen en su lugar

mi cabeza afectada, mi boca seca,
mi cara entera derretida 
por dentro 
pero firme como un frontón 
sigue en su lugar para escuchar 
todo tipo de lamentos, confesiones,
reír sin sonido y sin querer.
la quiero porque asiente 

en el punto justo sin perder el eje
de la conversación.
se fueron todos y me dejaron acá.
solo, ¿ya no quedan más cigarrillos
o es que flotan en mi pecho deshechos
en jabón en polvo y 
ahora son 
del todo míos?,
así tan vacía, con su luz natural,
los pájaros dibujando círculos
en el pulmón de la manzana,
mi casa tiene con qué para ser
el nuevo templo budista de la zona
y no este órgano ahumado, gris, de piedra,
que supo latir durante toda la noche
y acumular las toxinas que mis amigos
en esta solitaria ceremonia
me han obsequiado.












martes, 10 de diciembre de 2019

Una legión de lesionados espirituales

toda sensación de soledad
se vuelve peor al advertir
la tranquilidad del resto
de los pasajeros:
la mayoría duerme
y los que no
desempañan el lado interno
del
 vidrio
en un extraño saludo
a la nada,
ven la oscuridad del viaje
en alta definición
y se vuelven a dormir.

¿cómo se hace para seguir
sin saber cuánto falta?
el mantra de ronquidos
no me calma, es más,
me desespera;
voy a pararme de mi asiento
como infringiendo
una ley natural,
voy a tambalear entre cuerpos
bajos y estáticos,
voy a correr el telón rojo
que me separa de la cabina
y no voy a contarle nada
a nadie que nadie
está detrás del volante.









miércoles, 27 de noviembre de 2019

Fritura

no sé el resto 
pero por mi parte 
cargo orgulloso mi deseo 
más básico y elemental:
llegar y entregarme a una ducha
que me ablande el organismo
ser paciente de la mente
y esperar lo que haya que esperar
para que los restos de universo
se derritan, que desaparezca todo 

por la boca del desagüe
y después sí,
ya más suelto, en calzoncillos,
con el cuerpo reiniciado,
cocinar algo fácil y rápido.
nunca vienen mal

unas buenas papas fritas,
confundir el aceite que salpica
con cosquillas en la panza






















sábado, 23 de noviembre de 2019

Pensador, pensante, ente

el bombero
llega exhausto de trabajar,
se acuesta sin bañarse
y una nebulosa de gritos y explosiones
lo hacen volver a ver la misma película
que horas atrás protagonizaba.
después vuelve sobre sí,
besa a su esposa que descansa boca abajo
y le copia la postura hasta quedarse dormido.

el pensador
solo se acuesta para pensar mejor.
treinta minutos buscando una lógica encubierta
en el cielo raso de su cuarto
¿para qué lado giran las tuercas que hacen
quemar el combustible del mundo?

mastica y mastica la pregunta
y la baja con un vaso de vino.

encorvado,
anota rápido en la pared de la cocina:
“la historia es escrita
por la mano izquierda de un diestro”
y se va a dormir satisfecho, fresco.
cuando despierta no entiende lo que escribió,
mira treinta minutos, mira
 una hora
tratando de descifrar el mensaje,

de reconocerse en esa letra ilegible.
su forma encorvada encarna de nuevo
un gran signo de interrogación.









viernes, 22 de noviembre de 2019

Tu cuestión, mi cuestión

¿acaso esto es lo que esperabas de vos?
te preguntás
desde la otra punta de la mesa,
inmóvil, saciado de tanto
no sabés qué.

desde que el sol entra con más fuerza
por la ventana
todo se ve más sucio y aceitoso.
las moscas giran sobre las sobras
de comida
hasta que mueren de curiosidad
sobre charcos de cerveza caliente.
el calor 

recubre los pensamientos exigentes,
los anula,
allá afuera, el infierno es compartido.
la gente avanza segura como si cargara
un bidón de nafta en la espalda,
cada uno avanzando por la sombra

hacia la misma misión 
en particular.














martes, 19 de noviembre de 2019

Origen

y cuando los ojos se pinten de blanco
y dejen de reflejarlo todo:
lo malo, lo bueno y lo incomprensible,
sabremos,
tuvieron siempre la misma forma
y no sabremos nada más.


todavía nadie tuvo los recursos
ni el atrevimiento de romper los ventanales
del comercio abandonado
-sigue intacto el cartel de alquiler
seguimos sin saber si de ahí proviene
el ruido nocturno que de buenas a primeras
con sus patas pegajosas de lagarto
trepa nuestros más débiles órganos,
nos sacude como a la última espiga
en el desierto
hasta empujarnos de la cama
y ahí sí, con la cabeza asomada
hacia afuera
es posible comprobar que hay muchos otros
hundidos en la misma oscuridad,
hace más tiempo,
por necesidad, por placer, porque si seguimos
fumando del lado de adentro
tanto humo impregnado dejará
las paredes
negra
s como lo fue todo en un principio
negro.










viernes, 15 de noviembre de 2019

¿Dónde estás genio?

si fuese una mano que se cierra
lo haría lentamente
pero solo es vapor que sube
de la cacerola y me tapa la cara,
a qué genio creo estar esperando
acá parado al calor
controlado de una hornalla azul.
interrupción del estado de reposo:
van llegando una detrás de otra,
estacionan en doble fila,
vigilan
que la noche tenga algo más
para ofrecer.
las preguntas que el día retrasó
emergen como emerge
lo malo, lo feo y lo horrible

y se pegan en el vidrio de mi foco
defectuoso
que pestañea, pestañea y pestañea
siempre a punto de quemarse
siempre el insomnio puede ser más fuerte,
siempre la misma marca de agua
para todo: ¿lo que deseamos en verdad
está en sintonía con nuestros
pensamientos?












sábado, 19 de octubre de 2019

Nunca están dadas las condiciones

lo pensó una, lo pensó dos,
lo pensó tres 

y no pensó más nada.
dejó plasmado el rouge
en el vaso de telgopor,
apagó la colilla que quedo flotando
en el café de máquina
y volvió a meterse rápido en la oficina.
supo bien que hoy no era el día,
tampoco mañana, 

tal vez nunca están dadas 
las condiciones para cumplir
el sueño que sueña el niño 

en el interior del escondite 
que a base de silencios 
le hemos construido.

porque aunque reniegue 

y vea el presente como una transición,
yo también soy uno más.
sigo bronceando mi piel 
con luz artificial,
viajo cansado a la altura de los caños
y gente muerta le da nombre 
a las calles que camino.
imagino salidas, busco atajos, 
me convenzo de lo que pienso.
lo intento. 
pero qué insoportable
es esta sensación 

de que la fiesta está siempre 
en otro lado.
al llegar al fondo del pasillo
solo unos, solo ceros,















lunes, 14 de octubre de 2019

No es más

amanecer en la Antártida,
desnudo y sin una pierna
como si nada hubiese ocurrido
una imagen impactante pero
débil
y en menos de un minuto
el viento que me despierta
la desvanece.
la ráfaga hace rebotar en el balcón
una maceta vacía
a la que vengo postergando su tierra
y su semilla
golpea cada vez más fuerte
contra un lado y el otro del cuadrilátero
hasta quedar incrustada entre dos rejas
de metal y fin.
no hay acertijos que resolver
no soy testigo de lo sagrado
no es más que el nacimiento y muerte
de un sonido
al que este jinete persigue desde atrás
para rodearle el cuello de palabras.












viernes, 27 de septiembre de 2019

Una idea de libertad

a falta de bozal le cerraron la trompa
con la soga que lo mantenía atado.

cada noche antes de bajar las persianas
y reducirse al tamaño de una almohada,
sus dueños se despiden de él
quietos, al borde de la ventana
sin dirigirla una palabra,
lo miran.


sin poder morder, sin poder ladrar, 
corriendo desaforado de medianera
en medianera
con la lengua hecha un rodete
en el interior de su boca. 

la libertad inédita que siente el perro
es en verdad el castigo por haberse comido
la plantas de albahaca. 

















Duelo

¿cuántas veces sos eso que odiás?
¿cuánto odias del otro lo que sos?
¿cuanto de vos se pierde cuando hablás?
¿cual de los dos sos vos?
¿cómo saber quién esconde
el brazo enyesado
y quien, el arma cargada
lista para disparar
-te?










miércoles, 18 de septiembre de 2019

Apocalipsis de muestra

si hubo que esperar los tiempos del agua,
primero hubo que esperar los del viento
y recién ahí con la marea baja
dieron aviso a las unidades de emergencia.
encontraron pilas y pilas de huesos humanos
desparramadas a lo ancho y largo de la costa.
todos los cuerpos desarmados, blanquísimos,
los rostros borrados por la lengua oceánica
y en el cielo, la luna nueva colgando en secreto
está lejos, es inútil
demasiada oscuridad impidió identificarlos
los forenses suspendieron la jornada
y acostados en la caja de sus camioneta
esperaron al amanecer.
con el correr de las horas, el mar se contrae
con todas sus fuerzas y libera más sorpresas
a la planicie de la arena.
el diario local recoge el episodio en un recuadro.

colocan debajo una foto a vista de pájaro
y en baja calidad.
a vista mía: puntos blancos sobre fondo marrón
papelitos arrugados en los bolsillos
de un pantalón recién lavado.

























sábado, 14 de septiembre de 2019

No hay certezas

con éste van tres días
en que trato
y no puedo distinguir
si es la falla de una máquina,
un ronquido o una rueda
lo que raspa el piso de arriba,
vibra el durlock,
débil es mi cabeza a madrugada
está el ruido de adentro
y lo que pasa por la ranura
de mi oído
tampoco me deja dormir.

no hubo forma de deshacer la oscuridad.
después de pasarse la noche entera
tanteando las paredes del pasillo
por fin, se hizo la luz
del día.







miércoles, 21 de agosto de 2019

Queda sangre en el envase

tosió y tosió y todavía
sigue cayendo sangre en el paladar
del inodoro.
se levantó, acomodó su camisa
a cuadros que apretó alterado
con el cinturón de cuero
y salió en silencio
sin sonrisa
de la estación de servicio.

si supieran que tiene el alma envenenada
y una enredadera en el frasco
donde van sus sesos,
si supieran eso y más que eso
tampoco nada pasaría.
a nadie le importa el ruido que haces
a medianoche
al subir la escalera de emergencia.


sabe que está vivo
se lo dice la culpa
y los insultos que le escupe
cada mañana la voz
que habita en su calva cabeza
y vuelve a tomar el martillo
y la sábana
con la que amuralla la puerta
de una cueva fría, despintada,
del tamaño de una herida que conocen
solo los que además
de cavarla
con el hueso de sus manos
hoy se acunan sin poder
despertar del todo.

y entonces, de nuevo,
la mano, el martillo,
rompe uno de los cinco vasos
que subsisten en el cajón
y se lo toma
en pequeña dosis y pedazos
hasta sentir el sabor de la sangre libre, 
el vidrio y la carne:
pilares de su analgésico
favorito.













viernes, 16 de agosto de 2019

Arácnido

esa foto familiar no existe más
allá del cuadrado
que la ocupa
aunque las pupilas del niño
se desvíen del lente
para decir lo contrario

mientras todos sonríen
qué es lo que ven esos ojos
como láseres fugaces
apuntan directo al borde de un terreno
desconocido hasta hoy
que el niño ya no es niño
es un anciano
al que nadie le avisó
que una mañana cualquiera
podía convertirse
en un animal flaco y enfermo
una dentadura que mastica sin comida
una boca hablando sola el idioma
que enseña
el polvo acumulado
por años y años en los pulmones.

anochecido.
la realidad se contrae en su pecho
y para contrarrestar la asfixia
junta fuerzas y sale de la cama
revuelve en el armario revuelve
en su oscuridad doméstica
los huesos de la mano
palpan inquietos el paquete olvidado

ni cigarrillos ni nada solo polvo
acurrucado entre los dedos
de la araña muerta. 












Radiografía de un momento

indescifrable
el abismo que se esconde
detrás y delante de los ojos
tu mascota
lame el borde seco
de la olla vacía
mientras
el llanto de tu persona favorita
rebota como una bala perdida
hasta pasar
por debajo de la puerta
del baño,
y nada de eso es en realidad
un problema posible de resolver
para un cuerpo
que no oye pero sí mira
sin mirar
la montañita de poca ropa
derretida sobre
la cama deshecha.












jueves, 23 de mayo de 2019

Lo que queda molesta

el cuerpo como un imán gastado
arrastra lo queda de él
hasta la puerta
del luminoso y moderno
tres ambientes, 90
m², 
cochera integrada, 
zona residencial, balcón a calle, 
vista a copa de árboles siempre
y cuando sea de día
y la luz no esté cortada
y la heladera negra 
por fuera, 
negra por dentro,
solo quedan botellas de agua vacías,

naturaleza muerta en el cajón
de los recuerdos

y algo triste que flota dentro 
y contra el reverso de su calvicie
duele y lo mantiene despierto
otra vez.

vidas que titilan
entre entradas de edificios
y ambulancias en doble fila.














miércoles, 8 de mayo de 2019

Eyectado de un episodio subterráneo

metros antes de la estación,
se desenfundan las cuchillas, 

las puertas abiertas
y aún más, los ojos.
una cinta amarilla al costado
del andén señala el charco rojo,
y al titlar, el tubo de luz azul
lo vuelve a subrayar.
nadie habla, nadie respira,
nadie suelta las manos
de las costillas
de la formación
por miedo a perderlas.


en minutos
la imagen que encendió
el fósforo seco
de los pasajeros,
será un trapo gris
con lavandina 
enterrado en un balde 
de plástico.
al reiniciarse la máquina,
otra vez, los rostros apoyados
en la abstracción oscura
que arman
y desarman los cables
del lado malo de la ventana.
























lunes, 6 de mayo de 2019

Por la sombra

empujado por días que empujan
días muertos
la gelatina de los ojos derritiéndose
en la pantalla insomne
pica
y molesta que los días pasen
por el costado,
en silencio y sin freno,
quedan 
en mi mano, 
los dedos cada vez más negros,
en mi cabeza,
solo fósforos cortos
que no alcanzan a alumbrar
todo el bosque
ni a ubicar la posición de las sombras.











jueves, 21 de marzo de 2019

Aterrizando raspados

aterrizando raspados
por la magia de la droga.
algo todavía queda
de la varita
incrustada en el culo de la razón.
quién dejó la puerta entornada
rebota y rebota.
hace frío, ahora calor,
se queja el cuerpo
lo que más molesta
del miedo es que avanza
en puntas de pie.

quietos y luminosos
como santos de yeso
en las paredes de un templo
aterrizamos en el día, raspados
por la noche
los únicos que desde el balcón
ven en este preciso momento
la furia con que el amanecer
va contorneando
a trazo grueso
la carcasa de los edificios.

más allá, atravesando el pulmón,
detrás de una ventana circular,
los ojos de un vecino
me miran fijo,
diminutos, parecen los ojos
de un mosquito,
se me pegan a la médula,
pero no digo nada.
ni él, desde la lejanía,
ni yo, podemos determinar
si lo que reina en mi rostro
es calma o puro terror.






miércoles, 13 de marzo de 2019

Detrás de esto no debería haber humor

todo empezó con una tempestad
de cinco días seguidos que
por fin atinó a levantarse
de la cama 
y se fue con disimulo 
a inundar otra ciudad.
las cosas graves funcionan así.
dejan un corte de luz indefinido
y se llevan techos, autos,
perros, casas. hubo víctimas
fatales info
rmaron las noticias
en televisores apagados.


y del loco que dormía en la esquina

nadie se pregunta que fue de él.
la última vez que lo vi,
me acuerdo, asomó sus tenazas
para pedirme
un cigarrillo
y las volvió a esconder
bajo su frazada. pero pasó
la tempestad y solo quedó
su pantalón desinflado,
virado a un azul oscuro,
aplastado por el agua sucia.

cuando la lluvía paró
arrancó el negocio.
un día cualquiera los turistas
se aburrieron de los balcones
y los firuletes en las puertas.
“para qué pagar por ver los mismos
edificios que hay en europa”
“queremos ver cultura 100% argentina”
protestaban en voz baja,
resbalando lenta la erre
como lo haría un robot.

así empezaron a hacer fila
alrededor de la manzana.
para posar 
con el jean embarrado, 
posaban solos, en grupo y acostados. lo tocaban, lo olían, 
los más fanáticos lo lamían,
después compraban llaveros
con su forma en miniatura.

dejaron tantas monedas en los bolsillos 
que la tela se terminó rajando.
la réplica que colocaron no funcionó
los turistas querían el original,
"el que usó el loco de la esquina"
reclamaban sin saber realmente
quien fue el loco de la esquina.

restaurado y cocido
para evitar nuevos deterioros
el pantalón volvió a su sitio
pero duró poco, solo dos semanas
porque una noche de tormenta
lo robaron. 
ahora dicen
van a hacer otra réplica,
más resistente, de bronce 
y a modo de homenaje.
será tridimensional y brillante,
a su lado tendrá un banquito 

para poder sentarse,
sus bolsillos van a ser dos huecos
no muy hondos como para usar
de ceniceros.


























martes, 12 de marzo de 2019

Dentro de los límites de lo utópico

dentro de los límites de lo utópico
lo mejor sería quedarse mudo
y encerrado,
clavarse las medialunas negras
de las uñas en las líneas
de las manos
y evitar el futuro panorama.
pero nadie se hace amigo
de sus síntomas tan fácilmente.

más cuando, se sabe, un portazo
es además de un portazo:
un eco grueso esparciéndose
tóxico como el mercurio,
tres puntos suspensivos
agigantándose espesos en el aire,
un campo minado
camuflándose bajo el silencio
más duro, más rápido que la razón,
más allá de esta habitación,

el portazo dejó también girando
en este gatillo-garganta
insultos como bolas de lotería
donde al detener su movimiento
todos los comprometidos pierden.








sábado, 9 de febrero de 2019

Nadie te enseña

marcamos una circunferencia
en una de las esquinas del jardín
(cuánto más lejos los árboles,
menos raíces que cortar)
y le fuimos dando forma
desde los costados hacia el centro
del centro hacia abajo
y abajo el universo es propiedad
de los gusanos
y sus finos conductos
de descomposición.
nadie te enseña a cavar un pozo
ni te explica el funcionamiento efectivo
de la muerte.

terminar de enterrar a tu mascota de toda
la vida
carga con la ansiedad póstuma
de un deporte de alto riesgo
como saltar de un puente
y quedar colgado boca abajo
a un beso del cemento
¿y ahora qué?
¿cuándo llega el golpe?
¿cuánto tarda en fermentarse el dolor?

lavé la punta de la pala
para que el salitre no la oxide
y lavé también mi cuerpo
en la ducha
me veo todavía más indefenso
que ante la mirada del resto.
escupo mi descendencia en el desagüe
para que me abrace la calma,
aunque sea por un segundo,
una ciencia tímida que aprendí
no sé cuándo ni con quien
pasé los mejores días de
mi vida
-o los peores,
como hoy que el vacío agobia,
la temperatura embriaga
y el oxígeno nunca es suficiente
cuando sos no solo otro animal
sino algo atado a la correa
que lo une con su sombra.

como hoy que un ventilador
gira y gira sobre la tapa de mi cabeza
una hélice que no me lleva
nunca a ningún lado
pero igual lo acepto,
estoy acá, ahora,
ya sin tierra en las palmas
ya sin perra,
ya entendí que cuanto más clara
la sábana
más marca deja entonces
la lágrima.






martes, 5 de febrero de 2019

Metiéndole mano a una imagen de anteanoche

como si del techo del gimnasio,
además de lluvia
y el trapo, 

el parqué mojado,
la botella de lavandina
con agua de la canilla
y en el pico,
saliva de todo el equipo
como si del techo del gimnasio
cayera también
al centro de la cancha
un péndulo pequeño.

quién es ese chico corriendo
de un aro al otro,
agitando los brazos,
apenas transpiradas
sus axilas nunca se vieron
tan blancas,
sus pensamientos redondos
y livianos
fácilmente transportables,
eran del tamaño de una pelota
eran porque hoy rastrillar
los matorrales
que crecen en la terraza
de la cabeza
es el deporte que elegimos
por descarte.


uno que no implica
necesariamente movimiento
o una posición puntual.

instrucciones mínimas:
sujetar las pupilas con la mente
como si fuesen dos cucharas sin lavar,
hacer del mundo una imagen
sucia, distorsionada pero personal.














domingo, 27 de enero de 2019

Viviana

es que si está Viviana
todo se detiene,
cuando ella se pasea suelta
entre máquinas
y humanos de metal
el gimnasio entero descansa
ante su titánica presencia.

no sé si por el ancho, el largo
o la curvatura correcta
pero hoy Viviana
se acerca
y me felicita por mis piernas,
le contesto con una sonrisa
nerviosa y desdentada
soy un intruso
en esta tropa muscular
y ella con una elocuencia magnética
igual se detiene
y me enseña de anatomía,
de física,
de cómo mejorar la respiración
señala cada una de mis partes
como si fuese un auto
disecciona mi cuerpo
mientras sigue hablando,
me siento una res
colgada en la pared
de sus pupilas.

y en mi estacionamiento
cerebral imagino
a Viviana así como la veo,
viva y sin hijos.
te observo en cámara lenta
como te desprendés
de tus armaduras diarias
como te tumbas a medianoche,
en tu dormitorio,
en tu cama,
en tu figura de gladiadora
greco-romana,
en tus tríceps y en tus hombros.
imagino la violencia de tus dientes
arrancándole
los miembros al hombre de Vitruvio,
haciendo lo mismo
con los ojos de Leonardo
 frente a tu bol
 cubierto de anabólicos,
 estás amaneciendo en mi mente
 desayunándolo todo.

y ahora que Viviana me devuelve
la mirada,
finjo que soy obstinado y preciso
como un caballero medieval
miro fijo y al frente,
enderezo mi espalda,
empuño con fuerza los cuernos
de la bicicleta.











sábado, 26 de enero de 2019

Corredores locales de domingo por la tarde

rango de edad: de cincuenta
para arriba
ocupación: corredores
locales de domingo
por la tarde
imaginan sus pisadas
no sobre el asfalto,
sino como patadas
que impactan directo
en la tapa de una olla hirviendo
sus pies hierven
la cabeza hierve
los años hierven
la presión alta sube
la depresión baja la calidad
de vida
comenzando por los pelos
en la almohada.

¿a qué le temían tus padres
a tu edad?
detrás de cada nueva calavera
por infarto
otro cerebro asume su miedo.

anochece temprano
y nadie quiere quedar
del lado oscuro de la ruta
por eso,
van haciendo fila
en la pasarela de madera
sin cortar el trote,
transpirados hasta la calvicie,
respirándose la nuca
los unos a los otros,
la cara interna
de la boca
secándose por el oxígeno
y los insectos que entran
sin pedir permiso,
de antemano
a los frágiles cuerpos.

corredores locales
de domingo por la tarde
escapando de sus casas
para volver intactos
a sus camas de diez plazas,
a sus cremas para las escamas
a sus pastillas diarias,
a sus lentes de contacto,
a sus botellas de agua mineral,
a refugiarse en sus piletas
climatizadas,
a no pensar en nada.

en un barrio cerrado
de la ciudad,
bombas de agua chupan

desesperadas
de la red fluvial
antes que corten el suministro.




jueves, 24 de enero de 2019

Sarpullido de edificios

la ciudad es un sarpullido
de edificios,
 de ruidos,
de miradas
que no te merecen
de partículas rasantes
que te atacan el cerebro.
pero eso no porque
eso es lo obvio.
es decir,
también apuntan y disparan
las mentiras,
los aspersores que hay
escondidos en la plaza,
escupen agua
y dejan reverberando en el aire
un eco verde,
el ronquido de nubes densas
y la lenta expansión de un lago
al pie de una montaña nevada.
amasando
y amasando la oreja
se puedo escuchar
el empuje de un plantín
despegándose de la gravedad,
creciendo solo,
a lo lejos, sin maceta.


¿acaso no queremos todos lo mismo?

un sentimiento privado
una quietud finita
entre tiempo y espacio,
un lugar del mundo
al que nadie ha ido
un campito donde
tu nombre 
caiga 

como una fruta pesada 
y pesada en la tierra 
se pudra.
una plaza sin contorno
que se hinche y afloje
a su antojo como un chicle
con sabor ilimitado
una plaza
que no sea
como esta plaza
ni que deje flotando en el aire
este aroma antiguo y familiar
y triste.












La oscuridad de tu boca

una sola pastilla de menta
alcanza para refrescar
toda
 la oscuridad de tu boca 
y el aire acondicionado
a dieciocho
hace lo mismo del otro lado
de la piel,
de la pared, del techo,

del departamento de arriba
una gotera
cae,

quiere mojar mi cigarrillo.

¿qué más pueden decir
mis ojos
que no hayan dicho ya?

un avión pasa
por mi cielo asimétrico
y con él
el atardecer se convierte
en privilegio para pocos.

para nosotros el atardecer
es 
negro, denso y caluroso, 
un punto y aparte
que rueda
encadenado a tu ventana
te obliga
a ir desacelerando el ritmo,
a bajar las persianas,
a cerrar con llave la puerta:
dos vueltas firmes y contadas
en voz alta,
a apagar las luces
que sobran, -según la boleta
siempre sobran,
a empujar de a tironcitos
los cabellos de la noche
hasta tus partes íntimas,
para después,
volver
al interior de las sábanas
a tu lugar de origen,
a la sombra
retrocedés despacio
para no despertar
al miedo.












martes, 15 de enero de 2019

Ahora que los cuerpos hacen silencio

ahora que los cuerpos
hacen silencio
el hombre sospecha de sí mismo
y del 
reciente ritual  consagrado 
a su egoísmo
pero tan rápido
como piensa, olvida
y le surge un arrepentimiento
por todos los cigarrillos
convidados
a cambio de una miserable
hora más de sexo
y una menos de sueño.

un malgasto que no termina
con el aterrizaje seguro
en la oscuridad
de la cama deshecha
y la almohada
amarillenta
que sostiene y sostiene
este monstruo de dos cabezas
sino que continúa
derramando confusiones
en su estacionamiento privado.

siente que los días pasan
aterradoramente lentos
y lentos se marchan.
qué hacer 

con la confianza ganada
y qué con el amor,
hábil cuando quiere se pierde
entre mensajes eliminados
y no enviados,
entre tiempos huecos
y programados
aturdido se acomoda para un lado
y para el otro
como una tortuga invertida
busca una posición inicial
que ya no existe.

ella, de costado
y un torso más desnuda,
él, todo momia
salvo el brazo volcado
como una grúa en la hendidura
de su cadera.
ahora que los dos hacen silencio,
no se sabe bien
quien duerme de verdad
y quien, en lo profundo
de su insomnio
teme compartir con el otro,
sus buenos, sus malos
exactamente
sus mismos pensamientos

barderos