con la soga que lo mantenía atado.
cada noche antes de bajar las persianas
y reducirse al tamaño de una almohada,
sus dueños se despiden de él
quietos, al borde de la ventana
sin dirigirla una palabra,
lo miran.
sin poder morder, sin poder ladrar,
corriendo desaforado de medianera
en medianera
con la lengua hecha un rodete
en el interior de su boca.
en medianera
con la lengua hecha un rodete
en el interior de su boca.
la libertad inédita que siente el perro
es en verdad el castigo por haberse comido
la plantas de albahaca.
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