el silencio debería ser la música divina
que amortigüe este final
y no esta molestia,
este relieve transparente.
se fueron todos y me dejaron acá,
solo, mirando el interior de mi casa,
las paredes siguen en su lugar,
mis piernas siguen en su lugar,
mis brazos siguen en su lugar
mi cabeza afectada, mi boca seca,
mi cara entera derretida por dentro
pero firme como un frontón
sigue en su lugar para escuchar
todo tipo de lamentos, confesiones,
reír sin sonido y sin querer.
la quiero porque asiente
en el punto justo sin perder el eje
de la conversación.
se fueron todos y me dejaron acá.
solo, ¿ya no quedan más cigarrillos
o es que flotan en mi pecho deshechos
en jabón en polvo y ahora son
del todo míos?,
así tan vacía, con su luz natural,
los pájaros dibujando círculos
en el pulmón de la manzana,
mi casa tiene con qué para ser
el nuevo templo budista de la zona
y no este órgano ahumado, gris, de piedra,
que supo latir durante toda la noche
y acumular las toxinas que mis amigos
en esta solitaria ceremonia
me han obsequiado.
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