miércoles, 13 de marzo de 2019

Detrás de esto no debería haber humor

todo empezó con una tempestad
de cinco días seguidos que
por fin atinó a levantarse
de la cama 
y se fue con disimulo 
a inundar otra ciudad.
las cosas graves funcionan así.
dejan un corte de luz indefinido
y se llevan techos, autos,
perros, casas. hubo víctimas
fatales info
rmaron las noticias
en televisores apagados.


y del loco que dormía en la esquina

nadie se pregunta que fue de él.
la última vez que lo vi,
me acuerdo, asomó sus tenazas
para pedirme
un cigarrillo
y las volvió a esconder
bajo su frazada. pero pasó
la tempestad y solo quedó
su pantalón desinflado,
virado a un azul oscuro,
aplastado por el agua sucia.

cuando la lluvía paró
arrancó el negocio.
un día cualquiera los turistas
se aburrieron de los balcones
y los firuletes en las puertas.
“para qué pagar por ver los mismos
edificios que hay en europa”
“queremos ver cultura 100% argentina”
protestaban en voz baja,
resbalando lenta la erre
como lo haría un robot.

así empezaron a hacer fila
alrededor de la manzana.
para posar 
con el jean embarrado, 
posaban solos, en grupo y acostados. lo tocaban, lo olían, 
los más fanáticos lo lamían,
después compraban llaveros
con su forma en miniatura.

dejaron tantas monedas en los bolsillos 
que la tela se terminó rajando.
la réplica que colocaron no funcionó
los turistas querían el original,
"el que usó el loco de la esquina"
reclamaban sin saber realmente
quien fue el loco de la esquina.

restaurado y cocido
para evitar nuevos deterioros
el pantalón volvió a su sitio
pero duró poco, solo dos semanas
porque una noche de tormenta
lo robaron. 
ahora dicen
van a hacer otra réplica,
más resistente, de bronce 
y a modo de homenaje.
será tridimensional y brillante,
a su lado tendrá un banquito 

para poder sentarse,
sus bolsillos van a ser dos huecos
no muy hondos como para usar
de ceniceros.


























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