te preguntás
desde la otra punta de la mesa,
inmóvil, saciado de tanto
no sabés qué.
desde que el sol entra con más fuerza
por la ventana
todo se ve más sucio y aceitoso.
las moscas giran sobre las sobras
de comida
hasta que mueren de curiosidad
sobre charcos de cerveza caliente.
el calor
recubre los pensamientos exigentes,
los anula,
allá afuera, el infierno es compartido.
la gente avanza segura como si cargara
un bidón de nafta en la espalda,
cada uno avanzando por la sombra
hacia la misma misión
en particular.
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