de edificios, de ruidos,
de miradas
que no te merecen
de partículas rasantes
que te atacan el cerebro.
pero eso no porque
eso es lo obvio.
es decir,
también apuntan y disparan
las mentiras,
los aspersores que hay
escondidos en la plaza,
escupen agua
y dejan reverberando en el aire
un eco verde,
el ronquido de nubes densas
y la lenta expansión de un lago
al pie de una montaña nevada.
amasando
y amasando la oreja
se puedo escuchar
el empuje de un plantín
despegándose de la gravedad,
creciendo solo,
a lo lejos, sin maceta.
¿acaso no queremos todos lo mismo?
un sentimiento privado
una quietud finita
entre tiempo y espacio,
un lugar del mundo
al que nadie ha ido
un campito donde
tu nombre caiga
como una fruta pesada
y pesada en la tierra
se pudra.
una plaza sin contorno
que se hinche y afloje
a su antojo como un chicle
con sabor ilimitado
una plaza
que no sea
como esta plaza
ni que deje flotando en el aire
este aroma antiguo y familiar
y triste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario