Un óvalo.
Un campo de fútbol.
Un estadio.
Una autopista a la altura de la platea alta.
Un drone que transmite en vivo lo que ve.
Las bengalas, el contorno del estadio.
Un cántico derramado en las bandejas.
Una mano atorada en el alambrado.
Una cancha con una pelota inflada que rueda.
Un cántico detrás del alambrado agujereado.
Una cancha sin pelota.
Una pelota que se va por la rotura del alambrado.
Una avenida del otro lado del arco.
La red sintética sobre el césped recién cortado, natural.
El cartón de lo que fue una bengala en el cordón cuneta.
La pelota pica en el botín del arquero.
Cuando reconoce lejos el balón, el arquero se agacha y se ata los cordones.
Se despluman los gajos en la cancha sin plateas, sin bandejas.
El hexágono de un gajo sobrevuela el césped sintético.
Unas topper patean de puntín y la bola, embocan.
El cántico imaginario de la bandeja imaginaria en la cabeza del nueve fofo.
La rapada tibetana del nueve que pifia el cabezazo.
La cancha embarrada por la lluvia del fin de semana.
El barro trizado en los guantes del arquero molesto.
El guante en las manos del que era nueve y ahora le toca ir al arco.
Las mochilas al costado de la cancha.
Un encendedor tirado detrás de la línea ofensiva.
El atado guardado en el bolsillo más a mano.
El pucho combustionado en el pecho del arquero.
La pelota por el agujero cruza la avenida.
La cámara oculta en la pelota recubierta de tela.
Otro gajo perdido, en la avenida flota y se va.
El resultado en la cabeza del arquero no es el mismo que el del equipo contrario.
El agujero en la pechera atora el dedo del nuevo nueve pelón.
El partido termina bajo las leyes del gol gana.
El gol que un equipo mete es rechazado por el equipo contrincante.
Discuten, el balón es pateado con bronca de puntín y vuela.
El alambrado no atora el balón que pasa de largo y cae en la avenida.
La rueda delantera pellizca un gajo y ovala la redonda.
La rueda trasera neumático la pisa, la aplana y la explota.
El sonido del fin de la pelota es el punto final del partido.