lunes, 1 de diciembre de 2025

Estudio de campo

Un estudio de campo.
Un óvalo.
Un campo de fútbol.
Un estadio.
Una autopista a la altura de la platea alta.
Un drone que transmite en vivo lo que ve.
Las bengalas, el contorno del estadio.
Un cántico derramado en las bandejas.
Una mano atorada en el alambrado.
Una cancha con una pelota inflada que rueda.
Un cántico detrás del alambrado agujereado.
Una cancha sin pelota.
Una pelota que se va por la rotura del alambrado.
Una avenida del otro lado del arco.
La red sintética sobre el césped recién cortado, natural.
El cartón de lo que fue una bengala en el cordón cuneta.
La pelota pica en el botín del arquero.
Cuando reconoce lejos el balón, el arquero se agacha y se ata los cordones.
Se despluman los gajos en la cancha sin plateas, sin bandejas.
El hexágono de un gajo sobrevuela el césped sintético.
Unas topper patean de puntín y la bola, embocan.
El cántico imaginario de la bandeja imaginaria en la cabeza del nueve fofo.
La rapada tibetana del nueve que pifia el cabezazo.
La cancha embarrada por la lluvia del fin de semana.
El barro trizado en los guantes del arquero molesto.
El guante en las manos del que era nueve y ahora le toca ir al arco.
Las mochilas al costado de la cancha.
Un encendedor tirado detrás de la línea ofensiva.
El atado guardado en el bolsillo más a mano.
El pucho combustionado en el pecho del arquero.
La pelota por el agujero cruza la avenida.
La cámara oculta en la pelota recubierta de tela.
Otro gajo perdido, en la avenida flota y se va.
El resultado en la cabeza del arquero no es el mismo que el del equipo contrario.
El agujero en la pechera atora el dedo del nuevo nueve pelón.
El partido termina bajo las leyes del gol gana.
El gol que un equipo mete es rechazado por el equipo contrincante.
Discuten, el balón es pateado con bronca de puntín y vuela.
El alambrado no atora el balón que pasa de largo y cae en la avenida.
La rueda delantera pellizca un gajo y ovala la redonda.
La rueda trasera neumático la pisa, la aplana y la explota.
El sonido del fin de la pelota es el punto final del partido.











jueves, 27 de noviembre de 2025

El beso

Ella besa porque le gusta que la besen.
Pero, ¿le gusta cómo él besa?
¿O le gusta besar? ¿Y besarlo?
¿Qué le gusta del beso que recibe?
Para recibirlo debe aceptarlo y al aceptarlo,
¿No lo termina ella completando?
¿Le gusta el beso en sí o recordar
mañana que se besaron?
¿Le gusta el durante o todo
lo que vaporiza el beso?
Sino piensa en el beso mientras lo da,
¿El beso pierde su valor?
¿Un beso ideal durante un beso mediocre
permite que el beso discurra hacia esa utopía?
¿Y cuando el beso se estanca, qué sigue?
¿Besa porque le gusta o porque hay que besar?
No responde a sus preguntas,
no porque no sepa,
sino porque está besando.
No le responde sus mensajes,
no porque no quiera,
sino porque la están besando.







Cumpleaños

Cerrar los ojos como un abrazo.
A veinte centímetros, la torta multicolor.
Pensar tres deseos.
Darse cuenta que no tiene ni siquiera uno.
No se le ocurre ninguno con la densidad simbólica
que le exige la situación.
Asoma uno pero resulta material y biológicamente
imposible de concretar.
Reafirma su tesis primera:
no tiene deseos, o si tiene,
no dependen de sus acciones.
Para que la cosa fluya, desea entonces
controlar a la gente.
Para eso, requiere conocer qué acciones
a controlar hará que avance hacia sus deseos.
Si logra que X haga X cosa,
quizás la niebla se despeja.
Si X reacciona de forma X,
podrá avanzar panchín
hacia donde desea. ¿Pero qué desea?
Su deseo es ahora saber quién será
quien lo lleve a descubrirlo, quién de todos los presentes
lo conducirá a su terruño de arcoiris y paz
del que no tiene idea su ubicación 
ni porqué un soplido afónico
a cada vela logrará tal cometido.







martes, 25 de noviembre de 2025

Hoja indomable

Anda como loca, descontrolada 
viene bajando la risa de una hoja.
Irreverencia, capricho, hoja indomable.
Chincheta que osa clavarse
en mi corcho visual.

Quiere que la vean, me mira mirarla
y la veo, la señalo y al señalarla
quiebro la conversación
de la que no participo: vean la hoja,
cómo baila sola en su histórica rama,
en el único país que conoce,
en la acacia bolita de mitad de cuadra.

Es un delirio, a todo ritmo, no hay otra
como ella que amenace con desprenderse
de su genealogía. El viento estúpido 
demasiado nulo, insuficiente para moverla así.
No corresponde la vibración de la hoja
con la quietud de mi flequillo, 
con la pereza de la bolsa en el canasto,
con el reposo de esta noche corriente.

Lleva el cavado exacto que las que la siguen,
que las que asoman en la punta,
que las que pronto se expandirán
como un calamar verde y clorofílico.
Nerviótica la trama impresa por el tiempo,
una vía que despega de sí 
varias costillas a sus costados.
Hoja que es la globalidad de otras 
que traerán en sus genes 
nuevos folíolos para que recomience la rueda.

Pero la que veo moverse es una, que se calma
para retomar con más fuerza el empuje enfermo.
La señalo y ustedes no la ven,
no la encuentran, dicen que estoy loco.











martes, 28 de octubre de 2025

Yo arranco

No es que me sienta defraudado. No es que tu voz se encasca en agudos que salpican chispas corrosivas que ni escucharlas me atrae. No es que tus intervenciones no logren romper el anillo que te rodea. No es que evites preguntarme más allá de estos tan acá. No es que no me interese tu punto de vista. No es que tu discurso sea un guion largo e interminable que recorre tu contorno como un imán en cinta pegado a tu lengua. No es tu seguridad sobre lo que te gusta y lo que no, lo que sos y lo que jamás. No es que usés miradas prototípicas anexadas a cada emoción calculada. No es tu carencia en las variaciones temáticas ni tu avistamiento de drone sobre el Google Maps. No son tus viajes sin sustento a bordo de aerolíneas internacionales. No es tu carry on ni tu carrot cake lo que aplaca mis intentos de plegar el coqueteo. No es tu poca acrobacia verbal para expresar en qué materia acuática te hundís noche a noche sin tu clona. No tiene que ver con el arrebato al que sometés mi espontaneidad. No es el escudo de lata importada con el que protegés tu autoestima. No es que no entiendas los multisentidos que propongo. No son mis visiones graves de tus hechos banales. No es que mi humor esté contracturado, es que no le haces lugar, no te importa, me aburro asique creo que arranco.







martes, 14 de octubre de 2025

Paquera

qué tanto, entro, toco el timbre,
saludo con el puño al mozo de turno
que ya me conoce. pido algo caliente
y me lo dan, pido azúcar
para que la glucosa absorba
las flotaciones de sustancia y le mando
tres cucharones, que se borre bien
la transparencia ocre del té,
pido ir al baño y me limpió el top,
me lavo el pelo, papel higiénico
con lo que lo seco.
examino mi incipiente alopecia.
tengo miedo por un segundo
de que se trabe la vena trasera,
de que se derrame
un lazo de seso por un oído,
ojala que se escape la virulana
que cargo por cerebro
y ya que estamos,
que se vaya también la cara
de caballo lamentable de Javi
y la baranda a plástico quemado
que me deja en cada beso.










martes, 30 de septiembre de 2025

Panamericana

Risas y ecos contra los vidrios
de la planta industrial
que por un tejemaneje se secó.
La Panamericana brilla como un tramontina
en las afueras de la capital.
Canchas de fútbol donde el césped amarillo
tímido ya no hace sonido al crecer.
Concesionaria de maquinaria agrícola;
fundidas, claro está.
Babilonia, Honolulu, Discreto. Eros. El Dorado.
Los nombres de ensueño de los telos
pasan como un paño sobre las gafas
de un camionero acelerado: la YPF, la banquina
o mear en la botella
y acabar, por fin, con este martirio.