el masoquismo de ver las cosas a través
de una pena gris agota. la luz
ficticia que dejamos entrar
entibia hasta quemarnos. lo negro tiene
un ciclo que se corresponde con los días
en que nos sentimos un ternero
en el vientre de una vaca doblada
por la hipotermia, tensos, casi quietos,
adentro de un cuerpo seco en el fango,
vemos para acá y para allá, sin avanzar,
paralizados por la fosforescencia
de la vida moderna. después, la marisma
afloja: un tubo aspira y se lleva todo hacia el olvido.
qué bueno ¿no? decimos, sorprendidos,
con la voz de la consciencia aplomada,
por la tristeza que ya perdió integridad,
que se subdividió en granos cada vez más pequeños
que al querer juntarlos en el hueco de la mano
para mostrárselo a mis amigos, se ve
como que algo falta, como que no era
para tanto, como que al final no hay nada.
lunes, 24 de octubre de 2022
La pena gris
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