salir a comprar el foco faltante vino por defecto.
antes que nada, el paquete de yerba, después la sal
y en la fila del mostrador, manotear más productos
-los innecesarios- hasta que se solucione
el desperfecto técnico del Posnet. el tiempo se estira
más de lo esperado, se esfuma sin garantías y abrazado
a sus potenciales posesiones se da una última vuelta
por las góndolas multicolor. atraviesa lento el humo
fantasma de las heladeras, concentrado en precios
y porcentajes mientras el excedente de tiempo
le termina de sellar la melodía japonesa al oído.
el oído unido a la mente irriga la lengua: así es devuelto
a su hogar, tararando una canción desconocida
que el cruce en rojo de una Hilux lo fuerza a interrumpir
en un “la concha de tu madre, tengo paso yo”.
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