de su soporte natural y la vista perdida en los cables
que se arman y desarman del lado malo de la ventana
y que una falla eléctrica detenga el trayecto
y que una falla eléctrica detenga el trayecto
que religiosamente hacés a la altura de los caños.
ni en la estación pasada, ni en la siguiente,
ni en la estación pasada, ni en la siguiente,
las cuchillas se desenfundan donde tienen ganas
y no hay pasajero que no tome dimensión de lo seguro
y sellado al vacío que estaba. por si a caso,
nadie habla, nadie contesta, nadie suelta las manos
de las costillas de la formación por miedo a perderlas.
al reiniciar la máquina, todo vínculo que el silencio
subterráneo anudaba, se deshace sin cuestionamientos.
allá en la superficie: mensajes empalados
a la antena que me cuelga esperan mi respuesta.
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