jueves, 23 de julio de 2020

Metal progresivo

qué onda que suena y no se calla
ese
click click crocante, constante,
que no me deja pensar en algo concreto,
filoso que abra de un tajo el presente y ¡ya!
dónde, en la estructura, en el orden 
en la geometría de este universo inerte 
tiene que haber un hueco por ahí donde 
meter el cerebro, dejarlo en remojo, eso.
pero no, de nuevo, todo es furia razonada,
falsa calma, metal progresivo, nada
que no se haya experimentado antes.
o se enfría la comida o tan caliente resulta
que el gusto -no el del acero del tenedor-
desaparece en una llaga al final 
del paladar, 
allá donde la luz no llega. entonces brazos: 
solo tengo dos largos brazos que me cuelgan 
como ánguilas sin carga. una apatía 
 brutal 
apoyada en mis rodillas me mira fijo 
como para que la acune.




















































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