jueves, 23 de abril de 2020

La desolación nace de lo irrecuperable

la desolación nace de lo irrecuperable.
hay tantas muecas ensimismadas
en tus  tensos labios
que sin resorte abiertos quedan,
tantas vidas que nunca conociste
perdidas de las formas más atroces
(equiparables solo a los videos que
en el subsuelo
de un locutorio
céntrico
son descargados, copiados
y al azar, almacenados
en el corazón de un kingston
32gb plástico rojo sangre).
todo el horror multicolor
de la historia humana
saliendo aquí y ahora
del grito que sale
del avispero de tu boca
y como una pelota encantada
rebota del techo de chapa
al portón corredizo,
del piso de cemento
a la pared sin revocar.
detrás del neumático, 
asustado,
se irá a esconder el felino
no sin antes haber convertido
 -de curioso nomás-
el capó en una trampera.
en el tanque de aceite,
las dos falanges faltantes
se mantienen húmedas,
sin desengrasarse.






















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