domingo, 26 de agosto de 2018

Todo lo que pienses será apenas el borrador de un epitafio cubierto por el musgo

el amor y el odio,
la familia y el orden,
el dolor inherente,
el nacimiento viene con la pala incluída
para cavar la tumba de los padres,
la niñez eterna y fugaz,
la bicicleta petrificada en el jardín
cediendo ante la lepra del óxido,

la mecánica de la lengua,
a veces, se descontrola
disolviendo amistades
y fabricando enemigos,
la realidad imaginada,

el fetiche perverso,
los libros que no leí
y los que sí,

inútiles en situaciones límites,
las luces apagadas,
la alarma puesta,
las puertas de la casa bajo llave
y de metal,

la ley es un corset que acogota,
y la libertad un no se qué trunco.

la tiranía del chat, el chip, el usb, la red,
la telaraña que veo, 
contemplo 
y nunca limpio las paredes de mi cuarto,
los pelos en el jabón agridulce,
la descendencia escupida en el desagüe,
el termotanque que ladra,
la ducha: el lugar más íntimo 

e inseguro del mundo,
el tedio a un metro del ocio,
la fiesta a la que nunca te invitan,
el fuego tierno de 
los viernes 
sin planes,
la soledad maquillada con sexo 
atolondrado,
el abridor que siempre falta,
la piedrita del encendedor que todo 

lo interrumpe,
los silencios incómodos 

que de vez en cuando se ríen de nosotros,
la vergüenza espesando
 el presente
me aprieta.



entonces: el ocb, el thc, el lsd,
el acv que asoma sus ojos blancos
por la medianera de cartón,
si lo pienso no es falso

si lo pienso no es falso
si lo pienso no es falso,
el tembleque discreto,
la paranoia creativa,
y al toque nomás,
la risa como una garganta en la panza,
la charla empastada,
la neurona cansada,
las ojeras que delatan,
el hambre que araña,
el empacho que duele,
la fiebre que sube,
la resaca afecta 

más los domingos de fin de mes,
el arroz recalentado
la cama deshecha,
el cuerpo encorvado 
como un garfio sin filo,
la salud impoluta es un problema mental 
digo y pienso que vivir
es un trabajo de medio tiempo,
mal pago y sin ascenso,
mientras todo lo demás
también
depende de la muerte

y su perpetuo imperio.












miércoles, 22 de agosto de 2018

Vórtice

es que lo que apaga 
el sueño a madrugada 
es el bardo de un taladro 
descontrolado 
que gira mete grita
y nunca pero nunca más
se domestica.

es que tengo un remolino 
sobre la tapa de mi cabeza 
y vos venis y me traés otro.

dejás un agujero 
del diámetro de tus pupilas 
para espiar mis inseguridades
y yo: ojos al piso,
brazos holgados,
cuerpo hecho un gancho.

verguenza y silencio
de quien todavía 
sin haber montado la escena 
de un crimen infame, 
ya imagina los protocolos 
que corresponden 
a la del perdón. 







miércoles, 15 de agosto de 2018

Hipocondria mal curada

nadie recuerda en qué
pensaba cuando niño
a los golpes contra
el ruido blanco
de un televisor
efervescente.

no había contracturas ni ansiedades
ni humo sucio entre dos dedos calcios

fui testarudo
como un mosquito adicto
al tubo de tungsteno
eso sí: no tenía alas
ni la tristeza ancha
de no saberlo

no tenía nada
más que la ligera inocencia
que de vez
en cuando extraño cuando
se me tapia la ventana
que da al mundo
de los vivos -y a vos
qué parte
del cerebro te comió
la radiación.

hay que acostumbrarse
a los efectos
de la hipocondría mal curada
y a su escenario recurrente:
yo en el centro
con una vela prendida
que infla
y desinfla las paredes
de una habitación
cerrada.
taquicardia que mueve sombras
del tamaño de montañas.