jueves, 25 de enero de 2024

Un cuarto con poca luz

un cuarto con poca luz que no invoca, 
no pide prestado de afuera, 
se hace concepto con lo que tiene, 
le da oportunidad de reflexionar sobre la muerte. 
no es la falta de luz, 
es justamente el tiempo que deja 
la idea de pensar que la luz que hay 
no es suficiente.
lo que eso significa para el mundo, 
lo que es en el grano del inconsciente colectivo 
la construcción mental de un cuarto a oscuras; 
quiero decir: con poca luz. 
por eso, se cuelga como un trapecista 
en ese pensamiento; 
por eso, al colgarse le da más espesor. 
espesor es aumentar el sentido de lo pensado, 
contrario a rebotar de punta en punta, 
distinto a la dispersión. 
acá se piensa que un cuarto en sombra 
es sinónimo de tristeza.
a través de vericuetos fugaces 
se llega a esa conclusión, 
tan es así que junta fuerzas, muchas, 
como si hubiese estado sumergido un lustro 
en brea negra, toma impulso, estira el brazo 
y agarra el celular, un microsegundo antes 
de que la alarma seteada suene.









Disparo

fiummm hace el brazo
del beibolista y el micelio anabólico
de sus venas se infla y desinfla
como la hinchada en la platea
al soltar el lanzamiento.

algo se va fuera del estadio,
se aleja de su centro.
chau.

eso
¿qué?
una
¿qué cosa?
rodaja
¿de quién?
de uno
¿a dónde fue?
eso es justo lo que no has de preguntar.

años entrenando el mismo lema
que reza: lo que sale cuantitativamente
tendrá su contraparte cualitativa
a la hora de ingresar.

no hay peaje
en los intercambios
pero si delay,
por eso, discutís sobre el origen
de la niebla
y por si fuera poco,
intentás encerrarla
en frascos de mermeladas vacíos.

etiquetas en una transparencia
que no se deja rotular
esfuerzos de arponear hacia afuera,
delatan la pesadez
de lo que no quiere salir.




















domingo, 14 de enero de 2024

Descartes

acá se revelan las consecuencias inflingidas
por los estallidos ultravioletas,
poderes de una fruta seca,
la gigante,
la que tiene la posta, el centro
del centro
que todo lo atraviesa.

días después, recluido en las sombras
de los edificios de enero,
se me pelan los hombros.
líneas blancas de piel marcan la frontera
entre lo vivo y lo muerto, lo que es mío
y lo que ya no.
hago rollitos o saco de un tirón suave
evitando que el papel film cutáneo
se rompa.
no es bueno para la salud,
dice Google,
pero hay tantas cosas que uno hace
y están mal
que no tiene sentido rosquearla.

esta película transparente,
con orificios minúsculos por donde
se escapan dos o tres pelos,
es hasta ahora la más larga
y si al resto las hice un bollo
para dejar que caigan
debajo de las letras
del teclado, esta la voy a cuidar,
y como un papiro valioso.
la pondré entre un marco
y un vidrio para que quienquiera admirar
lo que dejé de mi, venga y lo haga.













jueves, 4 de enero de 2024

Alado insecto

saco una roca
de a leves movimientos,
sin que caigan
las otras que sujeta.
saco una más 
y la horizontalizo: el inmueble
gris y natural
lo modifico
como modifico mi postura.
asiento óptimo, 
único e irrepetible,
in/trans/por/ta/ble
a no ser que filetees
una porción
de la montaña
y la caja de tu Hilux
se la banque.
tal para cual 
mi espalda y las rocas
un solo corazón 
las rocas y mi espalda
que no es más
una S 
encastrada,
que los cachetes
de mi cola ahora
reposan 
en su propia
plasticidad, sin quejarse.

nada podría alterarme, 
tal vez la cabeza
y lo que en ella
dentro vibra, quitando
esa inherencia, 
nada ha
de
desviarme
de
este momento
de
plenitud
en el que miro el río pasar
de una izquierda 
prístina
a una derecha
potente y en declive.
espuma
que desaparece
al llegar a la curva.

una pregunta hace la plancha
en la superficie,
en los extremos, los signos
abren el flujo.
¿para qué veo el río pasar?
¿o solo pasa y ya con eso
debiera bastar?
¿y este Insecto Alado
aterrizando 
en la visera sucia de mi uña?
¿de dónde viene?
¿cómo fue su día?
¿cuál es su equivalente a la resaca?
¿exceso de azúcares
de un arbusto que él solo conoce?
¿habrá tenido el placer -nostalgia
para mí- de despertar
con un beso
de su persona favorita?
Insecto Alado, ¿recibiste 
noticias benevolentes
del fruto oculto del bosque?
¿qué onda con vos, Insecto Alado
y tu manía por bailar tap
entre mis dedos
del pie,
irte unos segundos
a pegar onda
con la flor que bambolea
su tallo
por el oleaje
y regresar, de nuevo, a mi?

te veo serpentear coronas invisibles
con tu vuelo tornasolado
que me distraen 
de mi objetivo primigenio
por el que tomé tres colectivos:
uno larga distancia,
dos intrarregionales, 
hidrocarburos
que me dejaron acá,
a metros
de lo que vine a hacer: "ver
el río pasar".
pero perdón, Insecto Alado,
tu giro
incesante
alrededor de mis oídos
no es de mi encanto
y tu accionar
hace que entre sacudones
me aleje de vos, 
me levante, cambie
de lugar, saque
otra roca, la mueva
a la sombra, probar,
a
comodar, rotar, descartar. 

aunque pensándolo mejor
tampoco
es q
ue tirarme
boca arriba 
sobre la arena 
cambiará el plan original,
porque eso,
en unos días, a la distancia, 
será 
parte del todo también.
no ver el río pasar,
sino,
en cambio, escucharlo,
no ver figuras en las nubes
sino, 
en cambio, 
flasharla
con los destellos
escupidos por el sol 
que al distribuirse 
en el vidrio negro
de mis lentes,
liberan colores idénticos
a tus frágiles alas, 
Alado Insecto.