domingo, 9 de enero de 2022

La cosa es así

la cosa funciona más o menos así: uno
anda por ahí dejando que el mundo
entre y salga fraccionado en un polvo
invisible a la espera de que las risas
se sucedan libres de toda explicación y
raciocinio, y de la nada tiene 26 años.
la conclusión resulta obvia: vivir es fácil,
no hay más que flotar a través del tiempo
siendo a la vez un imán de pureza infinita
que atrae en su velcro lo que otros van dejando.
caprichoso, el bienestar es una bandera clavada
por terceros en un horizonte inalcanzable.
el miedo, contrariamente es lo auténtico
y por auténtico, un combustible supremo
que hay que aprender a administrar.
al final lo único que te hace levitar es la suma
de vínculos+conversaciones+gestos agradables
+una graduación considerable de soledad
bien utilizada. después está el caos
y lo que hay que hacer con él, es decir,
dejar que tome forma sobre el torso,
que se esparza a su ritmo irregular
hasta que por fin, los brazos y la maraña
que sujetan sean indiscernibles entre sí.














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