qué onda que
suena y no se calla
ese click click crocante, constante,
que no me deja pensar en algo concreto,
filoso que abra de un tajo el presente y ¡ya!
dónde, en la estructura, en el orden
ese click click crocante, constante,
que no me deja pensar en algo concreto,
filoso que abra de un tajo el presente y ¡ya!
dónde, en la estructura, en el orden
en la geometría de este universo inerte
tiene que haber un hueco por ahí donde
meter el cerebro, dejarlo en remojo, eso.
pero no, de nuevo, todo es furia razonada,
falsa calma, metal progresivo, nada
que no se haya experimentado antes.
o se enfría la comida o tan caliente resulta
que el gusto -no el del acero del tenedor-
desaparece en una llaga al final del paladar,
allá donde la luz no llega. entonces brazos:
solo tengo dos largos brazos que me cuelgan
como ánguilas sin carga. una apatía brutal
falsa calma, metal progresivo, nada
que no se haya experimentado antes.
o se enfría la comida o tan caliente resulta
que el gusto -no el del acero del tenedor-
desaparece en una llaga al final del paladar,
allá donde la luz no llega. entonces brazos:
solo tengo dos largos brazos que me cuelgan
como ánguilas sin carga. una apatía brutal
apoyada en mis rodillas me mira fijo
como para que la acune.