hay tantas muecas ensimismadas
en tus tensos labios
que sin resorte abiertos quedan,
tantas vidas que nunca conociste
perdidas de las formas más atroces
(equiparables solo a los videos que
en el subsuelo
de un locutorio
céntrico
son descargados, copiados
y al azar, almacenados
en el corazón de un kingston
32gb plástico rojo sangre).
todo el horror multicolor
de la historia humana
saliendo aquí y ahora
del grito que sale
del avispero de tu boca
y como una pelota encantada
rebota del techo de chapa
al portón corredizo,
del piso de cemento
a la pared sin revocar.
detrás del neumático, asustado,
se irá a esconder el felino
no sin antes haber convertido
-de curioso nomás-
el capó en una trampera.
en el tanque de aceite,
las dos falanges faltantes
se mantienen húmedas,
sin desengrasarse.