baja
sin saberlo
a su sótano mental
ante las pupilas
ajenas
sin que nadie lo vea,
baja a rodearse
de ideas
impronunciables,
sucias,
sobre mí,
sobre vos también
que lo miras de reojo:
la distancia humana
depende
de la profundidad
de los ojos.
baja a su zona
restringida
y abraza las palomas
que arrincona
en la esquina
peludas, podridas,
muertas:
alguien con quien hablar.
no le gusta las ventanas
ni ventilar,
ni el viento
porque el viento
puede al desplumarlas
revelarle
sus cruentas miserias.
de modo que baja
la calma
con un cigarrillo
partido y mentolado.
la suerte
es de quien avizora
la unión de las baldosas.
baja a su cerebro
infecto
con paso fúnebre
y sin pose.
baja tanto que al subir
un gesto de afecto
puede significar
lo contrario,
y un ramo de rosas
derretirse
junto a la moral,
manchar las manos
con sangre
real.
a su sótano mental
ante las pupilas
ajenas
sin que nadie lo vea,
baja a rodearse
de ideas
impronunciables,
sucias,
sobre mí,
sobre vos también
que lo miras de reojo:
la distancia humana
depende
de la profundidad
de los ojos.
baja a su zona
restringida
y abraza las palomas
que arrincona
en la esquina
peludas, podridas,
muertas:
alguien con quien hablar.
no le gusta las ventanas
ni ventilar,
ni el viento
porque el viento
puede al desplumarlas
revelarle
sus cruentas miserias.
de modo que baja
la calma
con un cigarrillo
partido y mentolado.
la suerte
es de quien avizora
la unión de las baldosas.
baja a su cerebro
infecto
con paso fúnebre
y sin pose.
baja tanto que al subir
un gesto de afecto
puede significar
lo contrario,
y un ramo de rosas
derretirse
junto a la moral,
manchar las manos
con sangre
real.