que se maceran en thc,
el humo se hizo espuma
en la habitación,
ya no sube más.
detrás del tembleque
de las nucas secas, duras,
de las ojeras que alojan
ojos que devuelven
píxeles, lágrimas, imágenes
de un mundo paranoico
y mal sintonizado,
algunos juegan al yo-yo
con su cerebro
otros desenredan
el ovillo esperando que
por fin aparezca
la cola de la serpiente,
el topo asomándose
del suelo hueco
con la verdad entre dientes,
la legendaria caja negra
aclarando el accidente
en el que, de tanto en tanto,
nos metemos
un poco sin control,
otro poco por diversión
a nadar como gusanos,
en el compost
de la razón.
hasta que después,
para todos por igual,
el bajón.
hasta que después,
para todos por igual,
el bajón.
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