viernes, 1 de junio de 2018

Un pañuelo manchado de neuronas

expansivas,
las pupilas me van comiendo
lo blanco de los ojos

y el mundo entero, 
desde los satélites 
que adulamos sin mirar 
hasta los espasmos 
de un celular en la boca crota 
de un jean arrugado,
ya no entran
en este cerebro herido.

arisco no,
la culpa es del vértigo
que no avisa
y cae sin más
como una flecha huérfana
disparada
de un cielo sin firma
porque todavía
existen cosas
que dios no puede comprar


por eso,
no te enojes si tu mano
es rechazada
por mi lomo de toro tonto
que se agita confuso
y tirita transpirado


por eso,
no es que quiera asustarte
pero mientras dormís
le crecen ruedas a tu cama
e insensibles,
pensamientos como éstos 

te van empujando
día tras día
hacia el fondo roto del pasillo.










 

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