viernes, 29 de junio de 2018

El que triunfa es el óxido

¿a quién destinaré la queja última
cuando los días se vuelvan 

realmente calamitosos? 

días de bostezos
y robóticos
movimientos,
días en que truenan
los huesos
mientras un velo
de herrumbre
recubre los gestos,
las penas,
las ideas,
sus tropiezos.

hay algo metálico
en la vejez
y un imán
en la forma redonda
del punto final,
pero ni un domo
en el lomo,
un bamboleo
en la columna inestable,
un andar oblicuo
que tuerza el mundo,
una vista perpetua
en la punta de mis pies,
será en función
de reverencia
hacia nadie.








sábado, 23 de junio de 2018

Abulia

indómito,
algo está creciendo
sin permiso
a espaldas
de tu zen-tido de relajación

mucha gomaespuma
escapándose
entre las costuras del sillón

mucho poder conferido
a un cráneo
frágil como de porcelana


de un momento a otro 

recordarás que tenés
extremidades sensibles,
con filamentos nerviosos,
te levantarás
a buscar una frazada
que te envuelva de las pantuflas
hasta el tope.

una momia en formato doméstico.

y así avanzan las horas van
galopando rabiosas
sobre la tierra infértil
de una noche sin planes.

de a poco
el sillón se vuelve más cómodo
los ojos arden,
los párpados se aflojan
y sin graduación alguna
una pesadilla te traga de golpe
como una boca sin labios
que no sabe dar amor.

a la mañana, estornudás
y te das cuenta que estás vivo.

parece que algo vino de afuera.
un viento frío y anginoso
proveniente de la puerta trasera,

que estuvo, como siempre, 
sin llave, sin arreglo,
rebotando
a modo de mantra
y reloj despertador.










martes, 12 de junio de 2018

Sueño con vivir el sueño de un linyera

a veces
cuando el aire 
no baja a la ciudad, 
cuando ni siquiera 
huele a aire,
sueño con vivir
en la bucólica etiqueta
del tubo de vino
que lleva arropado

entre sus brazos
el linyera.


pero camino 
por impulso 
y en los bolsillos 
no queda nada
más que pelusa 
blanda, refugio 
para estas manos 
torpes y fumadoras
más vivas
que uno mismo.


la sangre
en el codo del anzuelo
avisa cuando voy
demasiado lejos
con esto de pensar
otras tantas,
basta con sentir
el silencio bruto
que escupen
las aspiradoras
cuando finalizan
su trabajo, 

ese mismo vacío impoluto
que avisa que el disco,
hace rato que terminó.









viernes, 1 de junio de 2018

Un pañuelo manchado de neuronas

expansivas,
las pupilas me van comiendo
lo blanco de los ojos

y el mundo entero, 
desde los satélites 
que adulamos sin mirar 
hasta los espasmos 
de un celular en la boca crota 
de un jean arrugado,
ya no entran
en este cerebro herido.

arisco no,
la culpa es del vértigo
que no avisa
y cae sin más
como una flecha huérfana
disparada
de un cielo sin firma
porque todavía
existen cosas
que dios no puede comprar


por eso,
no te enojes si tu mano
es rechazada
por mi lomo de toro tonto
que se agita confuso
y tirita transpirado


por eso,
no es que quiera asustarte
pero mientras dormís
le crecen ruedas a tu cama
e insensibles,
pensamientos como éstos 

te van empujando
día tras día
hacia el fondo roto del pasillo.