miércoles, 19 de febrero de 2025

De pasada

demasiado extenso el paisaje
para tan corta existencia.
árboles altísimos de frutos
repetidos no comestibles, 
viento cambiante, oleadas
de aromas frescos bajan de la loma
donde alguna vez soñamos
con rebanarle al cielo una estrella.

¿y ahora? ¿qué hace con eso?
lo vi de pasada, soñé con él, ¿te conté?
durante diez años despertaba 
y decía "debería ir a verlo";
y el coraje no venía, hasta hoy.

lo vi de pasada, volví, frené y ahí andaba.
"me agarraste cirujeando" y su ojo
que esquivaba los míos rastreaba
como un microscopio
las variaciones en el baldío: una tapa
plástica de pintura, un maple de cartón,
cintas, correas, caucho, sus rodillas
blancas de polvo, flacas de onda,
solo de sol podría vivir, con eso re tira.

¿te acordás que lo agarraron desnudo
entre las hamacas de la plaza?
un punto neurálgico que cambiaría su vida.
Guardia Civil lo levantó y devolvió
como una encomienda a la dirección de su DNI. 

transparente, oculto en su molusco,
quedan las memorias del resto. 
sin pareja, sin hijos, sin trabajo fijo, 
nada los días detrás de una barba
que lava con agua de lluvia.
cartón, madera, botellas donde regar
remolachas que en breve piensa sembrar.
espacio, ocio, silencio que un pájaro herido 
en su jardín interrumpe y por ley natural, 
lo deja palmar, lo deja morir.














martes, 4 de febrero de 2025

Cumbia dragonera

Tiembla el predio municipal
cuando suena el timbal primero.
Sudan óxido los tornillos
que veinte flacos ajustaron.
Las vallas al pie del escenario
hacen tapón al embudo
en el que se convirtió el balneario.

Van llegando del Pujol y del barrio Sur,
del Don Bosco y el barrio Comercio,
que levanten las manos la banda de El Porvenir
los del 352 Viviendas y los del Progreso,
los que lloran a esa chica que no va a volver,
las que piensan que los hombres son todos iguales
están equivocadas: te juro que hay peores.

Dos filas, cordón policial, abierta la mochila,
brazos extendidos, los músicos, dirigentes,
un concejal, el intendente y al costado
de las pantallas led, la locutora, arenga.

Se va copando, se va sintiendo
lo que todos vinieron a sentir.
Que es verano y que el ocio bracea
con soltura y legitimidad.
Que todavía los calores que sofocaron
al día, resisten, medio dispersos,
medio esquivos, frente a la brisa
que de tanto en tanto el mar se trae.

Hay que tomarlo todo.
Haz de tomar más rápido 
porque el tic-tac de los hielos
suena cada vez menos.
Se funden con el vino y la soda
y por el esófago, la bebida, viaja.

Este es el silencio que indica
que la banda está por salir.

Ese es tu celular y lo sacás
del bolsillo para guardar el momento.

¿Y este? ¿Qué mira? Es una liebre
cruzando el sendero de tu visión.
Vos volvés a la cueva de tu gorra.
Le pedís fuego para prenderlo
y no te escucha.
Meditás tu próximo movimiento
y te tomás un trago.

Los baffles vibran. 
Las ballena no duermen.
El humo es del color de la arena 
y en el centro del playón, 
nace un círculo donde un drone 
aterriza entre dos que la boquean 
y se quedan en el molde