y dejar de escuchar el ruido del sol
proyectándose sobre la materialidad
de las cosas. fue, dejarla pasar. despertar
al siguiente en la misma posición
en la que estabas y mirarte rápido
las palmas de las manos para constatar
que todavía se está en actividad, que
todavía nadie desenchufó la línea
grisácea que mantiene tensa
en la que estabas y mirarte rápido
las palmas de las manos para constatar
que todavía se está en actividad, que
todavía nadie desenchufó la línea
grisácea que mantiene tensa
la urdimbre de estos pensamientos.
por una milésima de segundos, dudar,
y por dudar, asustarse. obviamente,
y por dudar, asustarse. obviamente,
no contárselo a nadie.
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