martes, 15 de septiembre de 2020

Hikikomori

acodado en la ventana exhalo
segundos de ceniza al pulmón
de la manzana.
un avión atraviesa mi cielo cuarteado
y con él, el atardecer
se convierte en privilegio para pocos.
del día queda un savia insípida.
en el jardín que no tengo
una tortuga patalea en vano buscando 
una posición natural que ya no existe
y uno acá, en la misma 
pero adentro, atrincherado por descarte 
entre paredes color humo látex.
me dejo escanear por un ventilador
que confirma y reafirma la materia
de mi rostro mientras
las retinas rojas ya delatan 
las horas entubado 
a la luz bruta y artificial 
que de un chorrazo embiste
en la cara toda, de lleno,
tibia para mí.

 
























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