jueves, 17 de mayo de 2018

Insecticidio

lo primero que reacciona
es su espalda.

un alambrecito
con alas todavía
flacas a sus costados
como de pollo
deshuesado
quebrará la cáscara
no como quiebra
el parabrisas
el cráneo acelerado
de algún automovilista
que huye y huye
y los recuerdos
por más contraídos
que estén jamás
desaparecen
del espejo retrovisor

¡no! así atestado de vida no,
sino, lento,
venita por venita,
veneno de venenos,
con la paciencia
milenaria de la arena
y el sonido
siniestramente
crocante y poderoso
concentrado
en el acto de nacer.


todo esto
está pasando ahora
muy cerca mío,
en una de las paredes
de mi cuarto
o entre mis pelos
pajosos
o emergiendo junto
a la bota 
que flota 
en el agua podrida
de mis pulmones,
y al igual que las cosas
que pienso demasiado:
ocurre sin (mi) permiso
y fuera de (mi) control.










martes, 1 de mayo de 2018

Diagnóstico obsoleto

si alguien te viera así
echada de costado,
la pierna izquierda
en desuso plegada
sobre la otra,
el cuerpo seco
de pescado
encallado en la red
de un feriado gris
y el ventilador
que gira y gira
como una hélice
que no te lleva nunca
a ningún lado.

demasiada calma
es angustia camuflada

y la angustia
es la mano fría
del tiempo
apoyada en tu hombro
y la porción
más oscura
de tu sábana
es el poco fluido
que te quedaba dentro
y gastado el recurso
no se me ocurre
que quede algo
capaz de lubricar
el eje del reloj.

repito:
demasiada calma
es angustia camuflada 

y si te viera así
como me veo yo
tampoco
gastaría fuerzas
en salvarte.







Dios tirapiedra

graniza
y vos dios sos un tirapiedra
le partiste el cráneo
a un anciano
que se paseaba
en la vereda
con su perro: compra
y coartada perfecta
para salir de la cueva
más allá del buzón
de correo postal.

¡qué mal!
le partiste el cráneo pelado
de un escupitajo
y ahora la familia entera
rodeando
el cuerpo magro
te reza
para que no muera
para que no muera tan pronto
y no consigamos sala velatoria
ni sanguchitos.

adentro de la cabeza
los gajos siguen sangrando,
afuera del sanatorio,
atado el perro

pecho al suelo
lengua afuera
agradecido contempla
el paisaje que le ofrece
el desvío
de su habitual recorrido.