sábado, 11 de marzo de 2017

Craneando copias de lo mismo

De pura naturaleza intrusa
fue
que entró
sin ser visto,
como la ambición dios el amor
que te hace descartar
la voluntad
tirar las cartas nativas bajo la manga.

Un intruso avezado a la hora
de sacarle
el crédito al cuerpo
es el sueño
y sus galpones de la memoria
 ocultan impunidad,

cosas que se tapan con cosas
 que destapan,
asesinatos macabros, castigos
 que escurren sangre,
cosas imperceptibles a la vista
 y demasiado grandes
 para hacerlas encajar en el mundo. 


Pero de pura naturaleza intrusa
fue
que entró
sin ser visto
al vientre de mi cerebro
y ahora,
se acomoda en el trono
que le presto.


El enano existencialista 
fuma en pipa 
y con pedantería pregunta:
¿cuál es el extremo más inútil del día?








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