lunes, 19 de septiembre de 2016

Suspenso

No me quedan
más uñas
que morder,
me las comí
en un acto de
autocanibalismo
involuntario
y de seguro,
yacen ahora
en alguna esquina
de mi inabarcable
anatomía.


A un paso 
de caer
todo es oscuro
como siempre
lo estuvo,

el mar golpea
la falda
del acantilado
como siempre
lo hizo.
A una idea
de que este silencio
se convierta
en la consumación
de una amenaza.
¡Cómo no temer!


Si tuviese

más uñas
que morder
haría tanto
ruido al masticarlas

que estos latidos
dejarían
de recordarme
una y otra vez
como toda forma
es depredada
a cuentagotas
por su contenido.






No hay comentarios:

Publicar un comentario