lunes, 19 de septiembre de 2016

Suspenso

No me quedan
más uñas
que morder,
me las comí
en un acto de
autocanibalismo
involuntario
y de seguro,
yacen ahora
en alguna esquina
de mi inabarcable
anatomía.


A un paso 
de caer
todo es oscuro
como siempre
lo estuvo,

el mar golpea
la falda
del acantilado
como siempre
lo hizo.
A una idea
de que este silencio
se convierta
en la consumación
de una amenaza.
¡Cómo no temer!


Si tuviese

más uñas
que morder
haría tanto
ruido al masticarlas

que estos latidos
dejarían
de recordarme
una y otra vez
como toda forma
es depredada
a cuentagotas
por su contenido.






jueves, 15 de septiembre de 2016

Ceño

Quien tuerce 
el pescuezo de costado
como el búho
resguardado por la noche
y clava su vista furtiva
en el ombligo ajeno,
se lo condena por envidioso.

El que cabizbajo 
serpentea en puntas
el borde ileso del silencio,
y se complace penetrando
con sus ojos el propio,
se lo acusa de egoísta.

Cuando en verdad
nunca importó el cristal
con que se mire.

Acongojados, desenfocados.

A fin de cuentas, a todos nos duele 
el ceño fruncido de incomprensión.




sábado, 3 de septiembre de 2016

Extirpado


El bisturí vibra,
los nervios en la mano
las agujas del reloj a murmullos
en los pasillos del laberinto diario
giran quietas,
discretas
de a ratos siempre iguales.

Fuera de la sala
sobre el alféizar
del calendario
alguien espera:
el drenaje de la sangre,
el tajo del filo en la corteza,
una escisión, un silencio total
de los parásitos de paso por el mundo.

Sin saber que el canto
continuará con su improvisación
una vez que el karaoke mundando
haya dejado de sonar