sus nombres y los carteles
decapitados
resistiendo en las esquinas.
antes de que venga el vendaval
a barrer con ruido de botella
el cordón cuneta.
antes, minutos, unos quince,
todo este polvo
que no lo deja ver más allá
de sus manos empujando la miseria
en un carrito de supermercado,
era menos que un detalle:
pura caspa sobre toscas del baldío.